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11 abril, 2018 | Por

Veinte años de Bafici, en primera persona

En su 20° edición, el festival celebra con cientos de películas que se proyectarán en 36 sedes, en 15 barrios de la Ciudad y en espacios al aire libre. Una periodista de nuestra redacción, espectadora desde la primera edición, recorre la historia del festival con emoción, entusiasmo renovado y recomendaciones bajo el brazo.


La grilla de programación de color celeste que todos leen durante el Bafici.

El Bafici se realiza del 11 al 22 de abril en 36 sedes distribuidas en más de 15 barrios porteños, con proyecciones en salas comerciales y actividades y proyecciones gratuitas para toda la familia en los barrios Los Piletones, Rodrigo Bueno, Saldías, Los Perales, Lugano I y II, 21.24, Complejo Padre Mugica, Barrio 31, 1.11.14, Fátima y Cildañez. Además, el Festival brindará funciones gratuitas de cine al aire libre en Parque Centenario, Costanera Sur y Parque Saavedra.
También se podrá participar en charlas y encuentros en la Usina del Arte, el Museo del Cine y El Moderno (Museo de Arte Moderno de Buenos Aires). El valor de la entrada general es de $55 y de $40 para estudiantes y jubilados. Para más información, ingresar a www.buenosaires.gob.ar.

Una foto de perfil en redes sociales me devuelve a tiempos felices en Bafici quince años atrás y no me es difícil saber por qué la elegí… Volver a aquellos días larguísimos de dormir poco y soñar mucho, de formación y libertad, me trae solo buenos recuerdos. Eran años en los que nos embarcábamos entre amigos o en soledad, y a corazón abierto, en maratones cinéfilas que duraban diez días enteros: la propuesta de cada año del generoso Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente.

Hoy comienza la edición número veinte de la muestra porteña que, durante años, tuvo sede central o lugar de encuentro en el Hoyts Abasto, y hoy concentra su actividad en el Village Recoleta y Plaza Francia y posee, además, sedes que expanden la oferta de películas al resto de la ciudad (incluidas las pantallas y las actividades en barrios carenciados). Las películas y encuentros entre público y directores irán, en meses posteriores, al interior del país con el Bafici itinerante.

Lugar de refugio, investigación y viaje, sin salir de la ciudad, el festival recibe a espectadores muy jóvenes tanto como a simples curiosos y cinéfilos avezados. En la grilla de programación color celeste que los fans identificaríamos de lejos (y que termina toda coloreada y gastada al terminar el festival), hay propuestas para todas las edades y también para los más chicos: en Bafici pude ver con mis hijos, un film de Hayao Miyasaki al aire libre y este año se proyectará la inolvidable ET, para nostálgicos y niños que no hayan descubierto aún a Spielberg y tengan −afortunados ellos− una vida entera de cine por delante.

ET, el clásico de Spielberg, se proyectará durante el Baficito.

A lo largo de los años, el festival me permitió descubrir películas de mujeres fundamentales del mundo del cine como la belga Chantal Akerman, la francesa Claire Denis, la austríaca Ruth Beckermann o la portuguesa Rita Azevedo Gomez. Recorrí las primeras películas de directoras jóvenes hoy consagradas como Sofia Coppola, Valérie Donzelly, Dominga Sotomayor, Mercedes Álvarez, Albertina Carri y Mia Hansen-Løve, entre otras.

+ MUJERES
El número de directoras que participan del Festival ha crecido exponencialmente con los años y en esta edición 11 de los 22 jurados oficiales serán mujeres.

En las masterclasses o entrevistas de Bafici muchos pudieron conversar con José Luis Guerin y vimos su documental En construcción por primera vez, me reí con Jacques Tati en una función de trasnoche, vi Silvia Prieto de Martín Rejtman a sala llena en estreno mundial, presencié pasadas históricas en el Teatro Colón de glorias del cine mudo, pude ver películas de Jean Luc Godard y los fabulosos hermanos Dardenne. Y brindé, en una noche inolvidable, con uno de los directores contemporáneos más lúcidos y prolíficos de Europa, Nanni Moretti.

Todo eso, además de tomar contacto con la obra de autores que hoy integran el mapa de cine de culto −Tsai Ming Liang o Hong Sang-Soo, por mencionar solo dos− para espectadores bastante más jóvenes, esos que llegan a ver seis películas por día e intercambian nombres de directores en los pasillos, como si se tratara de canciones de discos muy buscados, o de nombres de rock stars que llegan con clásicos bajo el brazo que siguen siendo, más que modernos, eternos.

Las Vegas, de Juan Villegas, la elegida para abrir el festival.

En esta edición, el festival abre con una película argentina −Las Vegas, de Juan Villegas− y culmina con la proyección de una película animada, Isla de perros, de otro monstruo del cine contemporáneo, Wes Anderson. En el medio, llegará el realizador francés Philippe Garrel (Los amantes regulares) de quien se verán catorce cortos, medios y largometrajes filmados entre 1964 y 2017. También se podrán ver siete películas de la rusa Kira Muratova, referente clave de la Nueva Ola del cine soviético de los años 60, además de clásicos para ver en familia como El mundo según Wayne.

“Se avecina una gran edición de un festival que forma parte de nuestra cultura, con un público y gente de cine que se ha formado en sus salas y que es, además, una potente plataforma para el cine argentino”.
Fernando E. Juan Lima, Vicepresidente del INCAA.

En Baficito (la propuesta para los más chicos), se pasan la francesa Le grand méchant Renard et autres contes…, de Patrick Imbert y Benjamin Renner, una comedia que recuerda a los Looney Tunes, y Los Muppets conquistan Manhattan, de Frank Oz, la tercera película de la célebre Kermit (sí, sí, la Rana René), entre otras películas.
Lo dicho: una selección cuidada de películas de directores consagrados y nuevos talentos nacionales y del mundo que más tarde no suelen llegar a salas comerciales. Por eso, ¿una recomendación? Arriésguense y anímense a los autores desconocidos y las películas poco convencionales, a la hora de sacar entradas. Para ver cine estandarizado, tenemos el resto del año. ¿Y una curiosidad o apuesta para encerrarse en el cine y ser parte de un récord de larga duración? La flor, el tercer largometraje de Mariano Llinás, que dura 840 minutos y se podrá ver en tres partes, convirtiéndose en la producción más larga del cine nacional.

El  Bafici celebra 20 años de encuentro entre el mejor cine y el público porteño.

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