29 junio, 2016
Sobre la teoría de los salvavidas y las profundidades
¿Cuáles son tus salvavidas para mantenerte a flote? ¿Y qué pasa en cada bajada hasta las más oscuras profundidades? Una guía para aprender a descender sin perder de vista que hay tesoros ocultos en el fondo del mar.
Esta es una típica frase que usan en varias ocasiones los norteamericanos: “Do whatever floats your boat”. Traducida, sería una invitación a hacer todo lo posible para que el propio barco se mantenga a flote. El significado y el contexto en el que se usa, quedaría así: “Haz lo que te hace feliz, lo que te estimula, lo que te mantiene a salvo”.
Todos sabemos que un chaleco salvavidas sirve justamente para eso: para que no nos hundamos. Con mi poca experiencia científica (de hecho, si hubiera desarrollado más el pensamiento científico me habría evitado varios dolores de cabeza), elaboré una posible teoría: la de los salvavidas y las profundidades.
¿De qué trata este pensamiento? Se refiere a aquellas cosas, personas, situaciones, pensamientos, acciones, lugares, momentos, que simplemente hacen eso: funcionar como un salvavidas y no permitir que desaparezcamos eternamente en la oscuridad de las profundidades.
Soy de las personas que creen que ir fondo del mar es positivo. Agradezco las profundidades (¡aunque cómo cuestan!). De hecho, no sé cómo se hace para crecer y evolucionar sin visitarlas. Será que crecí con los cuentos de mi papá sobre el Titanic, que hablaban de grandes tesoros escondidos en el fondo del océano. Además, últimamente noto que cada vez que bajo a las profundidades, cuando vuelvo a sacar la cabeza afuera del agua, ya no soy la misma. Algo cambió. En cada subida, después de la bajada, algún nuevo tesoro sube conmigo: un mayor conocimiento de mi alma y mi mente, la renovada esperanza de que “con todo podemos lidiar de alguna manera”, una nueva idea sobre cómo encarar o solucionar lo que me hizo bajar, o las ganas más fuertes de trabajar para hacer menos dolorosas las bajadas.
Dicho esto, y entendiendo que para mí es importante ir al fondo del mar a buscar nuestros tesoros escondidos, creo que también es imprescindible aprender a ver y saber que contamos con salvavidas que nos ayudan a mantenernos a flote. Como las dos caras de la moneda que siempre hay en la vida: ir al fondo del mar y aprender a usar salvavidas. A veces alguien nos tira un salvavidas, otras tenemos que desarrollarlos y algunas tenemos que saber pedirlos. Otras veces no son tan visibles los salvavidas, y tenemos que ir al fondo del mar a buscar algún tesoro que nos sirva para salir a flote de nuevo.
Te cuento cuáles son algunos de mis salvavidas:
- Salvavidas 1: Saberme sostenida por Dios y la vida (“eso” creador que me regaló mi paso por esta tierra).
- Salvavidas 2: Una buena charla con mi marido (incluye sentirme entendida sin tener que haber solucionado el problema necesariamente).
- Salvavidas 3: Verbalizar, hablar como forma de procesar lo que me pasa (relacionarme con el otro y darme cuenta de que todos nos pasa lo mismo, todos somos hermanos).
- Salvavidas 4: Escribir en la tranquilidad de la noche (hasta que se levante alguno de mis hijos).
- Salvavidas 5: Reírme con amigas y sentir que puedo ser yo (esas amigas que me salvan y me hacer recordar quién soy).
- Salvavidas 7: Mi psicólogo, con el que trabajo mi mente y mi corazón (ese espacio para pensar racionalmente y sentir libremente).
- Salvavidas 8: La confianza de mis hermanos (esos códigos que sólo hay cuando viviste en la misma casa).
- Salvavidas 9: Saber que hay algo más grande que yo: ser mamá (ese regalo que arrasa y empuja todo mi ser).
- Salvavidas 10: Convencerme de que mis pensamientos locos sólo son pensamientos. No la realidad (ese trabajo de todos los días).
- Salvavidas 11: Tomarme un rato para conectarme conmigo misma y apagar el ruido de la vida (ese espacio donde no importa nada, ni tengo que dar explicaciones porque todos duermen).
- Salvavidas 12: Volver a la Argentina cada vez que puedo (oler el barrio donde crecí, comer una medialuna con dulce de leche, ver mi historia proyectada en las miradas de mis amigos, de mi familia).
- Salvavidas 13: Volver a ser hija un rato. Esos momentos donde me aflojo y dejo que mis padres me vuelvan a cuidar.
- Salvavidas 14: La ampliación de mi camino laboral (esa nueva profesión que empiezo a descubrir, que me invita a encontrarme con el otro desde un lugar de empatía y acompañamiento).
- Salvavidas 15: Hacer una pausa. Ir hacia mi interior para buscar respuestas.
- Salvavidas 16: La Naturaleza. El aire libre. Salir al mundo.
Y para vos ¿cuáles son tus salvavidas para mantener tu barco a flote? ¿Qué tesoros encontraste en el fondo del mar? Me encantaría que los compartas en este espacio…
Como ya sabés, estamos todos en el mismo barco, en esta vida, así que seguramente los salvavidas del otro nos sirvan, o al menos nos hagan sentir identificados.
¡Hasta la próxima!
¿Te gustaría recibir notas como esta en tu e-mail?
Suscribite aquí y te las enviaremos a tu casilla todos los meses
No está conectado a MailChimp. Deberá introducir una clave válida de la API de MailChimp.