28 febrero, 2017
Macri, Ana Pastor y el orgullo argentino
Desde Madrid, pero con ojos de argentina, nuestra bloguera Verónica Berhongaray nos comparte sus impresiones acerca de la reciente visita del presidente Mauricio Macri a España.
Compatriota de todas ustedes, también del Presidente que está en Madrid en visita de Estado, no puedo ocultar cuánto me moviliza saber que Macri, Awada, Malcorra, Avelluto y muchas otras personalidades locales andan por las calles de la ciudad. Y que en la Feria ARCOMadrid –una de las más destacadas ferias de arte contemporáneo del circuito internacional- el país invitado sea el nuestro, presentando lo mejor de nuestros artistas al más selecto coleccionismo global. También en el Museo Thyssen hay arte argentino, en la Ciudad Encendida, en Matadero. Estuvo Francis Mallmann haciendo pollos al hilo en Plaza Mayor, con un despliegue de fuegos y saber hacer que deleitó a todos. De verdad: somos los protagonistas de estas fechas.
En este post, quiero contarles que la emoción no es sólo nuestra. No es una fantasía ni una exageración: los españoles −los madrileños al menos− acogen a Argentina con cariño sincero. Todos los comentarios que me hacen son de celebración, de grata sorpresa por esta presencia masiva y sofisticada que hemos asumido, de orgullo les diría.
Hoy lo ví en Ana Pastor, presidente del Congreso de los Diputados, cuando hizo el laudatio del premio que entregó a la Nación Argentina en la persona de su Presidente el Nueva Economía Fórum. Estábamos en el patio de butacas del Teatro Real, acabábamos de escuchar el himno nacional ejecutado por la Orquesta Filarmónica de Madrid y Ana Pastor contó que la infanta Isabel de Borbón visitó nuestro país en ocasión de los festejos por el centenario de la independencia argentina. Era la primera vez que un miembro de la casa real española pisaba suelo hispanoamericano. Y el entonces presidente, José Figueroa Alcorta definió certeramente la naturaleza de los lazos que unen a Argentina con España: no eran aquellos surgidos del deber político, sino de “la ternura de los afectos perdurables que radicaron en el hogar originario”. La madre (en referencia a España) recibe en 1910 al “hijo con emoción cariñosa en el hogar engrandecido […]”.
Somos parte del pueblo español, su retoño, su familia. Así como recibieron a nuestras autoridades, nos reciben a cada uno.
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