21 octubre, 2015
Lo que realmente importa
Hoy nuestra bloguera comparte un video que nos propone mirar la vida desde otro lugar, con el desafío puesto en encontrar el sentido trascendental y humano de la vida... ¿Tenés un minuto para ver en dónde quedaron tus anhelos más profundos?
Me llegó este video por un par de chats de Whatsapp. Habrán visto que esas cosas pasan, que los contenidos se viralizan en nuestro círculo y que todos lo miramos la primera vez o la última (es que si ya nos llegó varias veces, debe valer la pena, porque hay que disponer de un minuto para estar mirando la pantalla sin distraernos, ¡un minuto de nuestra tan agitada vida por favor!) y nos puede pasar –aunque dependerá del criterio de selección que tengan nuestros compañeros de grupo: los hay compulsivos y muy criteriosos y también de todos los matices en el medio, que nos den en el medio del corazón. Y que nos pongan a pensar, que tan bien nos hace.
Eso es lo que me pasó con este video de una compañía de cosméticos británica, que toca muchos de los temas que nos preocupan a las mujeres contemporáneas y lo hace con una sensibilidad y un buen juicio fuera de lo normal. En definitiva, intenta desentrañar cuál es la misión de la mujer en la sociedad actual. Porque mi sensación es que esclarece verdades. Y nos lleva a preguntarnos si las mujeres no hemos dado un paso en falso; si nuestra confusión posmoderna no nos llevó a tomar decisiones personales, económicas, profesionales, familiares y de toda índole guiadas por la hegemonía de la perfección. Aunque la perfección sea solamente externa, de artificio, para el afuera. Aunque solo nos importe la mirada de los otros, el juicio del mundo exterior, sabiendo que cumplir con esos mandatos sociales nos puede dejar insatisfechas.
Con mucha frecuencia consideramos como sinónimos lo útil, lo importante y lo fundamental. Y hacia allá vamos. Sin establecer prioridades entre lo que debe guiar nuestra existencia y lo que es apenas una idea que puede animarnos… transitoriamente. Como la conversación entre Alicia y el gato de Chester, en que ella pregunta qué camino debe tomar para salir y el responde: «Eso dependerá en gran parte del sitio al que quieras llegar». Pero como sabemos, a Alicia no le importa mucho hacia dónde va, sino irse: «Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes».
Este video nos propone que centremos nuestra vida en ser humanas. En ser. Que nos remite a la pregunta central de la filosofía, la pregunta por el ser, nuestra necesidad de colmar anhelos que no son necesidades ni se cuantifican. Que no tomemos cualquier camino, sino el que nos hará más plenas, mejores, el que nos lleve a ser nuestra mejor versión. Que nos libremos de las presiones externas, de las metas objetivas que nos ponemos dominadas por el medio o el emotivismo y, al alcanzarlas, se disuelven dejándonos otra vez insatisfechas.
Y entonces les propongo -y a mí misma, como si fuera un propósito de Año Nuevo- que ejercitemos lo que nos hace plenamente humanas: la reflexión sin un objetivo predeterminado, el ejercicio desinteresado de la racionalidad, el deseo de saber por el saber, valorar la gratuidad, el darnos cumpliendo nuestra misión y ayudando a otros a cumplirla. Buscar el por qué y el para qué de nuestra experiencia humana, exaltar la dignidad. ¿Están estos puntos en nuestras «To do lists»? Incluyámoslos. No tiene sentido ser perfectas de otra manera.
Estas cuestiones cobran especial importancia si consideramos que las mujeres cumplimos en nuestra mayoría la misión de educar a las nuevas generaciones. Ya seamos madres, maestras, catequistas, abuelas o esas tías amorosas que dedican tiempo a los chiquitos de la familia. Nuestros niños tienen que comprender el sentido profundamente humano y urgentemente trascendente de la vida y estamos llamadas a cumplir con ese rol social.
Una vida enfocada en conseguir la perfección según los cánones externos, es una grave pérdida. De capacidad de verdad, sentido, dignidad y libertad. Sólo quien ama la verdad, busca encontrar el sentido, defiende su dignidad y crece en libertad será una persona plena. Una mujer plena, que es de lo que intento hablar acá hoy. Que no nos gane la confusión. Y sean, seamos, pongamos el ser en valor.
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