30 marzo, 2016
La niña
El horror de una historia de abuso infantil es protagonista de este poema de María Alejandra Iglesias. Un texto que duele desde lo más hondo, pero resulta esperanzador. Porque a sus 41 años, esta mujer valiente eligió dejar atrás la culpa y el odio, para sanar a través de las palabras.
La niña nació con sol,
la niña cantaba y reía,
la niña hablaba y hablaba.
Piedra y Madreselva
La niña quedó en sombra,
la niña ya no reía.
La niña lloraba, callaba.
Piedra y Madreselva
La niña creció,
la niña olvidó,
la niña guardó todo su dolor.
Piedra y Madreselva
La niña fue mujer
y sentía culpa, tanta culpa…
La niña no se amaba.
Piedra y Madreselva
La niña nunca más fue sol,
solo destellos.
Pero engendró dos soles.
Piedra y Madreselva
La niña, ya mujer,
empezó a hablar.
El dolor y la angustia por fin salieron.
Piedra y Madreselva
La niña no pudo, no supo, no quiso.
Ella tenía sueños…
Piedra y Madreselva
Ahora lucha la niña,
como mujer, como madre.
Pero aun tiene pesadillas.
Piedra y Madreselva
La niña llora pidiendo por su mamá.
La niña piensa ¿no se dieron cuenta?
La niña se cansó de callar.
Piedra y Madreselva
La niña a veces se quiere ir,
quiere dormir por siempre,
pero la mujer madre se impone.
Piedra y Madreselva
Es que la niña está sanando,
es mujer, es madre.
Pero aun sigue ahí:
un rincón en medio del pecho.
La niña… es mi alma.
(*) Nota de la Editora: Los textos publicados podrían ser corregidos para mejorar su ortografía, acentuación, puntuación o sintaxis.
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