Sustentabilidad
24 octubre, 2019
Pequeños hábitos, grandes cambios
Solo en la ciudad de Buenos Aires se producen 1.600.000 toneladas de residuos por año, lo que equivale a 1,4 kg diario de basura por persona. Y, si bien el mayor perjuicio a nuestro medio ambiente proviene del consumo, la clave no está en dejar de consumir, sino en rever nuestros hábitos. ¿Te animás a cambiar?

Por Bárbara Vespa
Según el informe de la SAyDS 2018, en Argentina cada persona genera por día un promedio de 1,4 kilogramos de basura. Según los datos brindados por el Ceamse, en 2018 procesaron 7.002.000 toneladas de residuos sólidos urbanos, algo más de 3 % que en 2017.
Dicen que lleva 21 días formar un hábito, y muchos de nosotros tenemos hábitos diarios que perjudican lentamente el medio ambiente, a veces sin darnos cuenta. Pero cuando esos hábitos que repetimos día a día se modifican y a su vez otras personas lo recogen y repiten también, terminan teniendo un gran efecto.
Una abanderada en impulsar cambios de hábitos replicables con conciencia ecológica, es Dafna Nudelman, comunicadora y diseñadora, apasionada por el desarrollo sustentable. Hace un año creó @LaLocadelTaper, una cuenta en Instagram donde comparte sus experiencias fomentando el consumo responsable. Bajo la premisa de zerowaste (residuo cero), movimiento que consiste en generar cada vez menos basura evitando todos los envases, empaques y utensilios desechables, apostando por productos reutilizables y lo más respetuosos posible con el medio ambiente, Dafna remarca que “cada vez más, necesitamos cambiar el consumo y la manera de consumir«.

¿Tendencia o Moda?
“No, no es una moda —dice muy convencida—. Lo que está pasando es que estamos viviendo un cambio de paradigma, están habiendo cambios muy profundos que probablemente van a modificar la sociedad tal como la vemos hoy. En diez años no va a ser la misma y no vamos a poder tener las mismas prácticas de uso y descarte que tenemos ahora. Nuestra generación (del 80) fue parte de la revolución del plástico, una revolución cómoda, que hizo que nos desacostumbrarnos a tener que llevar la bolsa al mercado, utilizar las botellas de vidrio retornables como hacían nuestros abuelos y hoy en día tenemos que hacer el cambio inverso, porque nos dimos cuenta que estos hábitos que comenzamos a tomar no eran gratis. Por eso, de una forma mucho más profunda y radical, va a cambiar la forma de consumo«.
¿Cómo?

Cada pequeña cosa que hagamos puede hacer un cambio positivo. A veces, puede parecer abrumador ajustar nuestro estilo de vida, pero hacer uno o dos pequeños cambios a la vez puede ayudar a marcar la diferencia. Es por eso que te invitamos a adoptar sencillos hábitos que a la larga traerán grandes beneficios.
Botellas Plásticas ¿para qué más?
¿Sabías que el agua embotellada desperdicia combustibles fósiles tanto en el embalaje como en el transporte para terminar en la basura luego que la terminamos de consumir?
Una alternativa al uso de botellas plásticas es volver al vidrio, un elemento tan noble como duradero. En esa premisa se basaron los creadores de Liveslow, con el objetivo de reducir el plástico de un solo uso y ayudar a las personas a hidratarse saludablemente, diseñaron una botella reutilizable de vidrio y libre de tóxicos (BPA ni ftalatos). La botella está recubierta de silicona para evitar que se rompa con los golpes de uso y, con el objetivo de generar una circularidad total de los materiales que utilizan, transforman y reutilizan la silicona en desuso y le dan nuevas aplicaciones. Por ejemplo, generar relleno de almohadones.
Bolsas de tela, siempre
Las bolsas plásticas tienen aproximadamente 15 minutos de uso, y tardan más de 100 años en descomponerse. Los científicos aseguran que, al ritmo de consumo actual, para 2050 se calcula que el peso de todos los plásticos será superior al peso de todos los peces del planeta.
Una alternativa positiva a las bolsas plásticas son las bolsas de tela. Pulpa y Arte es un emprendimiento ecoamigable creado por la diseñadora Marina Coccio que surgió de la necesidad propia de expresar un diseño y plasmarlo en un producto que sea reutilizable, que no solamente se utilice para hacer las compras sino también como bolsos y para llevar todo lo que uno desee, con un diseño diferente y original. La misma se puede plegar, doblar, lavar y llevar con a todas partes sin tener que recurrir a una bolsa de plástico. Están fabricadas con materiales nobles y puros como lienzos de algodón y tusor. Y todo el proceso está hecho manualmente.

Copa menstrual, una revolución
En un año, las mujeres argentinas consumimos 3.380 millones de unidades en toallitas y tampones. Los desechos de los productos de higiene menstrual convencionales no son tratados ni reciclados y su material plástico impide su rápida biodegradación, pudiendo permanecer hasta 1.000 años en el suelo.
Una gran alternativa a este cambio de hábito es la utilización de copas menstruales, Maggacup es la primera marca de copas fabricadas en Argentina, nacida de la mano de dos mujeres, Clarisa Perullini y Luciana Comes, quienes enfatizan que la idea del uso de este método es que cada mujer retome el control sobre su cuerpo y pueda “amigarse” con su ciclo menstrual, considerado un tema tabú durante mucho tiempo, incluso por estos días.
La utilización de la copa es todo beneficio, se los aseguro: su uso ahorraría 132 mil toneladas de basura que se generan en 1 año en Argentina. La copa no contiene plástico, está hecha de una silicona de origen Alemán, atóxica e hipoalergénica. Dura 5 años, protege hasta 12 horas continuas y es realmente práctica.

Sí a los cubiertos y sorbetes de bambú
Ciclo sin fin son emprendedores que, abrumados y movilizados por la cantidad de plásticos de un solo uso que se descartan diariamente, sintieron que era necesario cambiar los hábitos de consumo ofreciendo una alternativa sustentable. Por eso diseñaron ecocubiertos de bambú con un estuche impermeable, para que se puedan llevar a todos lados.
Los sorbetes son de caña Arundo donax, un material natural biodegradable, compostable, impermeable y lavable, lo que les permitió crear un bioproducto duradero y reutilizable. Las bolsas en las que los entregan son fabricadas con un biopolímero, por lo que son compostables y están acompañadas de semillas de plantas comestibles, para que el consumidor tenga la experiencia completa de compostar y realizar su propia huerta urbana.
Estas son solo algunas ideas con las que podemos generar pequeños cambios de hábito en nuestra vida diaria y así crear un impacto positivo en el medio ambiente.
¿Y vos? ¿Qué rutinas sustentables comenzaste a poner en práctica en tu día a día para sumarte a este cambio a gran escala?
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