Sustentabilidad
20 febrero, 2019
Paisajes asombrosos bajo el mar
El nuevo Parque Nacional Marino Yaganes nos recuerda la importancia de preservar y recuperar los ecosistemas vulnerables y de reconectarnos con los ambientes naturales, como parte de la cadena de la vida y el misterio de la Creación.

Por Carmen Ochoa. Fotos: Nat Geo / CLT.
Cuenta una antigua leyenda que en el fin del Mundo, lugar que hoy conocemos como la provincia de Tierra del Fuego, la luna cayó al mar y dio origen al pueblo Yagán. Esta antigua comunidad vivió en las frías y desoladas costas de la Isla Grande y, a pesar de que eran nómades, su concepción del mundo se relacionaba con la biodiversidad de la zona, subsistiendo también de ella, mientras navegaban libremente las heladas aguas del océano en sus canoas, como si fueran parte de la misma naturaleza.
Hace un año, National Geographic, a través de su iniciativa de conservación marina Pristine Seas realizó junto con investigadores argentinos una expedición a la zona de Tierra del Fuego, Isla de los Estados y la zona oceánica del paso Drake, conocida como cuenca de Yaganes.

El resultado reveló la existencia de ambientes únicos, con bosques submarinos, montañas y corales de agua fría, que funcionan como un refugio para todos los habitantes del mar. Sin embargo, contra todo lo que pueda suponerse, albatros, lobos marinos, bosques de cachiyuyos, pingüinos, ballenas, delfines e infinidad de peces, son algunas de las especies que se encuentran amenazadas, debido al avance de la pesca industrial e ilegal en la zona.
¿Por qué los seres humanos explotan los recursos de su propio medio ambiente?
Un proverbio oriental podría darnos alguna respuesta: “Sólo se pierde aquello que no se cuida. No se cuida aquello que no se valora. No se valora aquello que no se ama. No se ama aquello que no se conoce”.
Frente a este desconocimiento, y con el fin de generar conciencia sobre la importancia de preservar y recuperar este hábitat natural y toda la riqueza de su biodiversidad, ONGs y ambientalistas se unieron hasta lograr la creación del nuevo Parque Nacional Yaganes, en diciembre de 2018.

Foto: Fundación Conservation Land Trust. PH Beagle Secretos del Mar (Martina Sasso).
“Sólo se pierde aquello que no se cuida. No se cuida aquello que no se valora. No se valora aquello que no se ama. No se ama aquello que no se conoce”.Proverbio oriental
Hoy, Yaganes, al sur de Tierra del Fuego, junto a Namuncurá Banco Burdwood II en el Atlántico Sur, conforman las nuevas áreas marinas protegidas que resguardan los ecosistemas, las especies, el fondo y el subsuelo del mar. Pero, además, son espacios cerrados a la explotación de recursos naturales. “Podemos volver a recuperar un poco de aquello que se fue perdiendo y entender que somos parte y no somos dueños” asegura el escritor Victor Vargas Filgueira, descendiente del pueblo Yagán.
Sofia Pianciola, integrante del Programa de Áreas Marinas Protegidas de la Fundación Conservation Land Trust (CLT) agrega: “Todos formamos parte de la gran comunidad de la vida que es este planeta y es necesario conservar espacios a través de herramientas legales, donde los procesos naturales no se vean limitados por el hombre, para poder prosperar. Nuestro impacto en la biosfera ya es demasiado grande y debemos reducirlo para poder mitigar el calentamiento global, la perdida de biodiversidad y esta gran crisis ambiental que se refleja en los problemas sociales a los que se enfrenta el mundo entero”.
Conexión interna
Desde siempre la naturaleza fue una fuente de inspiración para hombres y mujeres. Cuando nos conectamos con ella nos sentimos libres, nos redescubrimos y hasta nos beneficia de forma física y mental. “Es un hecho demostrado científicamente: la naturaleza es la mejor terapia y también una excelente psicoterapeuta», asegura el botánico y escritor Clemens G. Arvey.

Quizás todavía persista en lo más profundo de nuestro ser alguna conexión neurobiológica con la naturaleza y por ello sentimos la necesidad de volver a los orígenes, a la tierra indómita.
“La naturaleza, en cualquiera de sus formas, pero aún más si no está intervenida, nos conecta con nuestra parte salvaje, instintiva, cercana a la tierra y sus criaturas. ¿Qué significa esto? Que nos devuelve al cuerpo, despierta nuestros sentidos y nuestra imaginación, adormecida y rezagada por tanta primacía del intelecto. Por todo esto, es un contacto profundamente revitalizante y sanador” afirma Fabiana Fondevila, escritora, periodista e investigadora de las tradiciones de sabiduría.
Si alguien sabía de la naturaleza salvaje fue John Muir, el escritor naturalista norteamericano, presidente fundador del Sierra Club y padre del sistema estadounidense de parques nacionales. Para Muir la naturaleza era sagrada y, a través de ella, valoraba toda la Creación y la interconexión ecológica de todas las cosas, como si un Dios habitaba en el viento que resoplaba en su cara, los verdes bosques, las sierras y las altas cumbres. Y en ella se internó, en busca de conocimiento, paz y nuevas experiencias. “Podría quedarme aquí plantado sin más que pan y agua, y no me sentiría solo” escribió Muir.

“La naturaleza, en cualquiera de sus formas, pero aún más si no está intervenida, nos conecta con nuestra parte salvaje, instintiva, cercana a la tierra y sus criaturas. ¿Qué significa esto? Que nos devuelve al cuerpo, despierta nuestros sentidos y nuestra imaginación, adormecida y rezagada por tanta primacía del intelecto. Por todo esto, es un contacto profundamente revitalizante y sanador”.
Fabiana Fondevila
Quien también se alejó de la sociedad para experimentar la soledad en la naturaleza, y vivir en una cabaña construida con sus propias manos a orillas del lago Walden Pond, fue el escritor, poeta y filósofo estadounidense Henry David Thoreau. “La vida de nuestra ciudad se estancaría si no fuera por los bosques inexplorados y los prados que la rodean. Necesitamos el tónico de lo salvaje y vagar de vez en cuando por los pantanos” dice Thoreau en su libro “Walden”.
¿Por qué es tan importante para los seres humanos reconectarse con la naturaleza, con nosotros mismos y el resto de los seres vivos?
“Porque nos recuerda la trama a la que pertenecemos, sin la cual quedamos escindidos y solos con nuestros problemas y pensamientos. Y al salirnos (ilusoriamente) de la trama, tendemos a sobre-estimar nuestra importancia y sentirnos amos y dueños del universo”, asegura Fabiana Fondevila.
Unir fuerzas
Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas, para el año 2050 habrá más de 9 mil millones de personas habitando nuestro planeta y el 80% vivirá en plena urbe. Estas cifras nos recuerdan la importancia de preservar los espacios naturales.
Edward O. Wilson, biólogo norteamericano considerado el «padre de la biodiversidad», afirma que el planeta está en peligro y, para salvarlo, creyentes y científicos deberán unir fuerzas. “Destruir la naturaleza significa destruir parte de la vida que queda en la Tierra. Tenemos que saber cuándo parar, porque si la destruimos es solo para hacer un poco más de espacio a los seres humanos”, sostiene.
En el caso de Yaganes, sus aguas conforman un área única de enorme valor ecológico.

“La vida de nuestra ciudad se estancaría si no fuera por los bosques inexplorados y los prados que la rodean. Necesitamos el tónico de lo salvaje y vagar de vez en cuando por los pantanos”.
Henry David Thoreau
“Este es uno de los lugares más extraordinarios que hemos visto, durante nuestras inmersiones en todo el mundo. A pesar de la explotación intensiva en el pasado, las especies todavía están aquí y si les dejamos, se pueden recuperar”, afirma el biólogo marino Enric Sala, explorador residente de National Geographic Society.
Por su parte, Sofía Pianciola de CLT sostiene que “en el momento que entendamos que no somos una especie separada del resto, la vida en común será mucho más simple. La conexión con la naturaleza esta dentro de nosotros y creemos que es a través de cambios de hábito y reduciendo nuestro impacto que podemos dar el primer paso para reconectar, expandiendo la justicia a todo el mundo natural”.
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