«Fui a renunciar y me ofrecieron trabajar la mitad”
Julieta, 44 años. Diseñadora gráfica
Toda la vida fui muy laburadora, mi primer trabajo en una agencia de publicidad lo conseguí a los 18 años y nunca más me fui de ese mundo, que me fascina. Siempre trabajé muchas horas por día, sabía que entraba a las 10 pero no sabía a qué hora salía. Cuando teníamos campañas de publicidad importantes podía quedarme trabajando hasta el día siguiente y eso me encantaba.
A los 34 años me contrataron de una agencia grande como directora de Arte. Ganaba un muy buen sueldo y podía darme algunos gustos. Trabajaba en Palermo, así que vivía comprándome pilchas, salía a la noche con mis compañeros a comer y, si se me hacía tarde, me tomaba taxis para volver a casa. Mi marido es sociólogo y entre el sueldo de él y el mío estábamos muy cómodos.
Después de tres años en la agencia y cinco de estar en pareja decidimos tener un hijo. Yo ya tenía 37 años y muchas ganas de ser mamá. Lo que nunca me imaginé es cómo iba a cambiar mi vida… Cuando estaba por nacer la beba me tomé los tres meses de licencia reglamentarios y otros tres más. Pero cuando se acercó el momento de reincorporarme, empecé a imaginarme trabajando todo el día y a pensar que eso iba a ser imposible, que nadie en el mundo iba a cuidar a mi hija mejor que yo y que la beba me necesitaba más que nunca. De sólo imaginármelo, me sentía agobiada.
No encontraba una solución. Con mi marido llegamos a la conclusión de que la única salida era dar un paso al costado en mi carrera por un tiempo. “Renuncio –pensé–. No me queda otra”. En la desesperación no veía que existiera otra posibilidad; para mí no había una opción intermedia. Más adelante yo podía conseguir un trabajo freelance y trabajar desde casa, pero por el momento nos íbamos a tener que arreglar un tiempo sin que yo trabajara. Así que fui a la agencia decidida a renunciar, pero el gerente de Recursos Humanos, que era un tipo muy sensible, me planteó otra alternativa. Me preguntó cuál sería para mí la situación ideal. Yo me tiré a la pileta y le dije que quería trabajar cuatro horas por día a la mañana.
“Listo, lo tenés –me dijo–. A cambio, tenés que renunciar a tu cargo, vas a ganar la mitad y tener un solo cliente. No me tenés que contestar ahora. Andá, hacé números, pensalo tranquila, charlalo con tu marido y mañana me contestás”. No lo pensé mucho. Al día le siguiente le dije que aceptaba la propuesta con todas sus condiciones. Sabía muy bien que en esa decisión había una renuncia grande, sobre todo en lo económico. Tuve miedo, porque estábamos pagando el crédito de una casa y de un auto y los dos estábamos muy acostumbrados a llevar un nivel de vida que íbamos a tener que bajar.
De todas maneras, como mi sueldo era bastante alto por mi cargo, al bajar a la mitad siguió siendo bueno. Además tenía ahorros. Con eso más el sueldo de mi marido, teníamos la tranquilidad de que no nos iba a faltar nada. Tuve que ajustar muchos gastos: recorté en vacaciones, en ropa –pasé de comprar en Palermo a comprar en Once–, me organicé con mi marido para que no tuviéramos que contratar a una niñera; comía en casa todos los mediodías y volvía a casa en colectivo en vez de taxi.
El día a día en la oficina también cambió. Aprendí a organizar mejor el tiempo y a no distraerme tanto. Después de tres años, llegó mi segunda hija y reafirmé la decisión que había tomado. Ya hace siete años que trabajo part time y sigo adorando mi trabajo, que además necesito. Pero, por ahora, como las chicas todavía son chiquitas –tienen 7 y 4 años–, voy a seguir con este ritmo hasta que necesite otro cambio.
Por suerte, nunca dejaron de consultarme cuando hay que tomar una decisión importante y tienen en cuenta mi opinión, algo que me hace sentir valorada. Tengo muy claro que el desarrollo de mi carrera no pasa por estar mil horas en la agencia ni por el poder que yo tenga ahí adentro. Si fuese distinto, no hubiese decidido trabajar menos. El trabajo es importante en mi vida, pero no es lo más importante.
Cuando tomé distancia, me di cuenta de que había estado enfrascada en el trabajo y había dejado de lado cosas importantes. Como dice la canción, “me había olvidado de vivir”.
Part time y teletrabajo, dos buenas opciones
Aunque todavía falta mucho, las empresas argentinas están empezando a buscar formas más flexibles de trabajo.
Muchas mujeres sentimos, en algún momento de nuestras vidas, que no podemos más con las corridas; necesitamos que el día tenga 38 horas y nosotras, cuatro manos. Queremos pasar más tiempo con nuestros hijos, tener más y mejores momentos con nuestra pareja, disfrutar con amigos y cuidar nuestros espacios personales. Pero también queremos rendir en el trabajo y no descuidarlo. Entonces, nos invade la sensación del todo no se puede: “¿Le pido a mamá que lleve a los chicos al médico?”, “¿Dejo la psicóloga para otra vida?”. Nos sentimos atrapadas y el planteo ante la desesperación es “Renuncio al trabajo”. No; imposible. De él depende la tranquilidad económica de la familia y nuestros deseos de crecer profesionalmente.
Pero aunque sea difícil de creer, entre el todo y la nada existen matices: a veces, es posible reducir las horas de trabajo y no quedarse fuera del mercado, o trabajar desde casa. Esto, por supuesto, depende de las características del puesto que ocupemos y de las responsabilidades que tengamos. Está claro que para muchas mujeres trabajar menos horas no es una opción, porque su sueldo es esencial para mantener la casa. Pero también es cierto que existen momentos y situaciones que nos permitirían bajar la intensidad del trabajo por un tiempo. Cada una sabe hasta dónde puede ajustarse y si puede bajar su nivel de vida a cambio de pasar más horas con sus hijos, saldar alguna deuda pendiente –como estudiar otra carrera– o aprovechar el tiempo para dedicarse a otras cosas. El teletrabajo se va imponiendo cada vez más gracias a la tecnología, a la necesidad de una mejor calidad de vida y a la flexibilidad que están ofreciendo algunas empresas. Las compañías están permitiendo cada vez más a sus empleados combinar trabajo a distancia con trabajo presencial.
Medio tiempo
Aunque todavía no está muy difundido, en la Argentina existen algunas alternativas de trabajos de medio tiempo o part time y, en principio, es bueno tenerlas en cuenta. Aunque es casi una obviedad decirlo, para la mujer con hijos un trabajo de menos horas es más cómodo, dice Cecilia Rodríguez Casey, psicóloga y consultora en Recursos Humanos.
Patricia Debeljuh, investigadora del IAE, dice que el trabajo de medio tiempo es ideal para equilibrar el trabajo y la familia y una forma de retener talentos en las empresas: El problema es que en nuestro país no hay muchos puestos part time para cubrir. En un estudio que hicimos sobre las empresas familiarmente responsables, en el que entrevistamos a 118 compañías locales, el 63% dijo que no tenía posibilidad de ofrecer empleos de medio tiempo y el resto contestó que sólo podrían cubrir algunos puestos. En la Argentina te sale más caro tomar a dos personas para un mismo puesto que a una sola. En España, en cambio, existen leyes que les permiten tener a dos empleados para el mismo puesto y no pagar más cargas sociales por ello.
Según la reclutadora de personal Manpower Argentina, los puestos de medio tiempo más buscados son los trabajos administrativos. Reciben pocos pedidos de empleos part time, en general de administrativos contables y cobradores, recepcionistas, cadetes, cajeros y repositores de supermercados y telemarketers.
Nosotros comprobamos que los empleados que trabajan menos horas aprovechan mejor el tiempo. Por ejemplo, para una persona que trabaja nueve horas en la oficina, el tiempo neto de dedicación 100% al trabajo es de unas siete horas. Uno que trabaja cinco, realmente trabaja esas cinco. Es decir que la diferencia de horas trabajadas no es sustancial, dice Marcela Carbajo, que está al frente de Movilgate, una empresa proveedora de tecnología.
Trabajo a distancia
El teletrabajo se puede aplicar a cualquier puesto que permita trabajar a distancia y con tecnología de por medio: hay teletrabajo de periodista, de secretaria, de diseñador, de analista contable…, explica Viviana Díaz, coordinadora del Área de Teletrabajo del Ministerio de Trabajo de la Nación.
En nuestro país existen proyectos de ley sobre teletrabajo, pero aún no existe una regulación sobre el tema. Viviana Díaz explicó que, por ahora, hay un programa de teletrabajo para empresas privadas que busca darles un marco de protección a las empresas y a los teletrabajadores. Con esto se pretende regular estos empleos para que las empresas tomen teletrabajadores en blanco. Todavía mucha gente que trabaja a distancia no recibe aportes ni cobertura médica, por ejemplo, dice Díaz.
El teletrabajo tiene varias ventajas: si somos empleados, vamos a ahorrar plata y tiempo en viajes, comidas fuera de casa y ropa. Si el lugar desde donde trabajamos es un ambiente relajado, lo más probable es que nuestro rendimiento sea bueno. Siempre que estemos con menos presiones, incluso viendo a nuestros hijos jugando en el patio –dice Díaz–, vamos a sentir mayor armonía y eso va a influir en nuestra calidad de vida y en nuestra calidad laboral. Las empresas, por su parte, ahorran en infraestructura, tienen a los empleados contentos y así logran mayor productividad. Si bien tiene beneficios, el teletrabajo no es para todos: requiere cierta autodisciplina por parte del empleado y confianza por parte de la empresa –dice Marcela Carbajo–. Pero para la gente responsable y motivada, es una opción excelente. Nosotros tenemos un 10% de los empleados trabajando con esa modalidad desde hace tiempo y siempre tuvimos buenos resultados.
Elegir también es renunciar
Como siempre que tomamos una decisión, algo tenemos que resignar. Y en ese sentido, es posible que al trabajar menos horas se ponga en juego, por ejemplo, un ascenso en la empresa. Estar muchas horas en un trabajo todavía está muy asociado al criterio que usan las empresas para la promoción de sus empleados. No está muy instalada la idea de que podemos trabajar desde otro lado por objetivos, comenta Debeljuh.
Desde su experiencia como psicóloga y coach de desarrollo ejecutivo y personal, Mónica Rosemberg dice que es inevitable decidir y dejar algo en el camino. Una gerente no puede ser gerente medio día; hay una dedicación que requieren los puestos gerenciales que un trabajo part time no puede cubrir, explica. Por eso ella sugiere que tengamos bien en claro cuáles son nuestras motivaciones: Lo importante es que la decisión que tomemos nos dé el equilibrio que necesitamos en ese momento determinado. Porque a lo mejor trabajamos medio tiempo, terminamos en un cargo que no nos permite desarrollarnos y resulta que dimos varios pasos para atrás y no era lo que queríamos. No vaya a ser que por no quedarnos afuera del mercado terminemos trabajando medio día pero estancadas en un puesto que no nos interesa. De ahí que hay que evaluar muy bien nuestras prioridades en ese momento y a futuro.
Por otro lado, obviamente, elegir trabajar menos horas implica, al menos, ganar menos plata y ajustar gastos. Si es así, lo importante es estar decididas a bajar el nivel de vida antes de tomar la decisión y planificar dónde vamos a recortar.
Antes de decidir…
Un cambio de este tipo nunca es de un día para el otro y tenemos que tener en cuenta varios factores. La mujer que trabaja menos horas no está menos cansada y estos empleos no siempre son una solución a su falta de tiempo. ¿Por qué? Porque a la que trabaja part time, en la familia se la ve como a la que tiene más tiempo libre. Y así, al final, resulta que se termina haciendo cargo de muchas más cosas: del cuidado de los chicos, de la casa y de lo que otros delegan, como acompañar a los padres al médico. Tenemos que ser conscientes de cómo vamos a regular nuestra energía y nuestro tiempo, aconseja Cecilia Rodríguez Casey. Por eso, es clave que nuestra familia sepa claramente de qué nos vamos a poder ocupar y de qué no. Tienen que saber para qué pueden contar con nosotros, cuánto tiempo y en qué momentos –sugiere la psicóloga–. Hay que aclarar que no es que estoy disponible para todos las 24 horas. Tener más tiempo no equivale a decir que sí a todo.
Otro tema que tenemos que tener en cuenta es saber si lo que hacemos en ocho horas vamos a poder hacerlo en menos tiempo: en general, los trabajos part time son muy intensos. Trabajar menos puede implicar estar más concentradas todo el tiempo, distraernos menos y hacer menos pausas. Mónica Rosemberg aconseja tratar de ver nuestra carrera en perspectiva, con una mirada más global, imaginarnos cómo queremos proyectarla a futuro y preguntarnos qué lugar queremos darle en nuestra vida: Si no, podemos tener la sensación de que todo el tiempo estamos postergando algo, que estamos en deuda con nuestros hijos o con nuestro trabajo.
¿Qué aspectos tendríamos que tener en cuenta a la hora proponerles a nuestros jefes algún tipo de flexibilidad? En primer lugar, Cecilia Rodríguez Casey dice que es importante que destaquemos que la propuesta es buena para las dos partes y, en segundo lugar, que seamos claras en cuanto a los compromisos que vamos a asumir nosotras y los que va a asumir la empresa, para que más tarde no haya confusiones. Vale la pena hacer la prueba.
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