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10 enero, 2019 | Por

Lecturas de verano: 11 libros para leer a la sombra

Este verano te acercamos una selección de libros para leer en días de lluvia, para viajar en el tiempo y vivir otras vidas, para disfrutar a la orilla, en el campo, en las esperas del camino y donde los días te lleven.


Por Agustina Rabaini

Por fin llegó el momento de armar la valija y salir a la ruta con algunos tesoros, en especial aquellos libros que no pudiste leer durante el año y en los que podrás demorarte durante tardes enteras a la sombra, a la siesta o a la noche bien tarde, sin apuro por despertar al día siguiente.

Podrás leer en papel o en tu ebook; con libro en mano o con pantalla delante y durante días en los que no habrá excusas para desoír el consejo del escritor Roberto Bolaño, cuando decía: “Leer es como pensar, como rezar, como hablar con un amigo, como exponer tus ideas, como escuchar música (sí, sí), como contemplar un paisaje, como salir a dar un paseo por la playa”.

Lo dicho: leer como si salieras a dar una vuelta por el mundo (y más allá y más allá).

Aquí, nuestros elegidos de verano:

La trenza (Laetitia Colombani, Salamandra)

Con más de medio millón de ejemplares vendidos solo en su país de origen, Francia, La trenza sigue a tres mujeres que, nacidas en continentes y culturas diferentes -India, Italia, Canadá-, reconocen una búsqueda común: luchar contra las injusticias y buscar una mayor libertad. Con una prosa fluida y amena, la autora –también guionista de cine-, prueba su destreza para hacer viajar a sus lectores a través de los lugares, las aventuras de las protagonistas y el tiempo.

El pájaro rojo (Mary Oliver, Caleta Olivia)

Con prólogo de María Teresa Andruetto, esta edición nos acerca buenas traducciones de los poemas de una de las autoras más importantes de la lírica actual. La potencia y belleza de los textos de Mary Oliver asoma entre las páginas, y refleja su amor por la naturaleza y una profunda empatía. Nacida en Ohio en 1935, la autora escribe, pregunta y conmueve por su decisión de celebrar y sentirse parte de todo lo que existe. Con versos aparentemente simples, con economía de recursos, los poemas de Oliver cargan una sabiduría esencial y una sensibilidad cercana, tal vez, a la de otro poeta sensible a los ciclos y ofrendas de la naturaleza, el argentino Juan L. Ortiz.

“Leer es como pensar, como rezar, como hablar con un amigo, como exponer tus ideas, como escuchar música (sí, sí), como contemplar un paisaje, como salir a dar un paseo por la playa”. Roberto Bolaño

La librería (Penelope Fitzgerald, Impedimenta)

Fue publicada por primera vez en 1978 y va camino a convertirse en un clásico. Este relato que inspiró la película homónima de Isabel Coixet, esconde un bello retrato de época en un pueblito de fines de los años 50. ¿La protagonista? Una joven viuda, Florence Green, que decide abrir una librería y se topa con la resistencia de los habitantes más poderosos de un lugar bucólico que, como suele ocurrir, también es un infierno chico. La trama y el estudio de personajes que realiza la autora recuerda los mundos de Jane Austen, y en el relato hay tantos héroes y villanos como un fantasma de casa vieja y abandonada, una niña ávida por descubrir la magia de los libros, y un homenaje a Lolita, de Nabokov.

Melliza (Florencia Fragasso, Gog & Magog)

“Compré collares con infinitas cuentas, cada una es una palabra del relato que tengo para contarte. Sentada en el tren junto a la ventanilla, la voz repasando una por una, solo mis manos se mueven; por lo demás, todos creen que duermo”, se lee en una de las páginas de este bello libro escrito por una poeta y docente nacida en Buenos Aires en 1975; una obra rara que escapa a un solo género porque en ella desfilan poemas, cartas y evocaciones; textos donde la autora bucea en las aguas familiares y en los recuerdos desde una delicadeza llena de asombros, de hallazgos y de preguntas. “¿Cómo se transforma un viejo algarrobo patagónico en un ornamento de la casa?” o “¿Dónde, de qué centro imantado surgen los cuentos?”, escribe la poeta en este libro donde a veces mira con lupa, otras celebra la noción de abrigar, y en todo momento teje con palabras, dando lazadas de sentido.

Los sorrentinos (Virginia Higa, Sigilo)

Nieta de italianos y japoneses, la escritora y traductora Virginia Higa (Bahía Blanca, 1983), escribió esta primera novela para rescatar parte de su historia familiar -del lado materno-, haciendo foco en un personaje entre otros personajes que desfilan por la trama, su abuelo Chiche Vespolini y su trattoria napolitana ubicada en la ciudad de Mar del Plata. Dentro del universo de apellidos de familias italianas que ingresaron a nuestro país trayendo bondades y oficios, el de su nonno se volvió famoso por haber inventado, en la ciudad bonaerense, esa pasta rellena deliciosa, los sorrentinos (que en realidad creó su hermano, pero que él fabricó y popularizó). Con humor, amor por los detalles, palabras traídas de un lenguaje familiar propio y sin caer en la nostalgia, Higa sale airosa del desafío de volver al pasado y dice haberse inspirado inicialmente en el libro Léxico familiar, de Natalia Guinzburg.

El niño del tren (Paolo Casadio, Edhasa)

La historia de una pareja que, en 1935, llega al pueblo pequeño de Fornello, en Italia, avanza hasta la llegada del hijo que tendrán, Romeo. El niño, entrañable protagonista, a los ocho años, será testigo del inicio de un drama histórico conocido por todos, mientras los trenes transportan y deportan judíos. Con ese telón de fondo, la vida del protagonista quedará marcada por el encuentro con una niña que viene de lejos, Flavia. Con un relato preciso y elegante, el italiano Paolo Casadio hace avanzar la trama y conmueve con su voz sensible y talento para dar vida a los personajes y los escenarios de ficción.

El trabajo de los ojos (Mercedes Halfon, Entropía)

“¿La condición oftalmológica como una teoría de la escritura?”, se preguntaba el artista plástico Eduardo Stupía durante la presentación de este libro hermoso e inclasificable publicado por la escritora y periodista argentina Mercedes Halfon. Cruce de diario íntimo con trabajo de investigación, los relatos breves del libro se suceden con naturalidad y ahí están la vida familiar, los sueños y los estudios personales alrededor del acto de mirar de la autora, y desde la particularidad de haber convivido con el estrabismo desde chica. En el camino, entre los hallazgos aparecen autores como Jack Kerouac, John Berger y Oliver Sacks, entre otros.

Mujeres autoras (Ed Fera)

Todo comenzó con la convocatoria a 32 mujeres de diversos ámbitos (escritoras, comunicadoras, artistas y emprendedoras) para que escribieran sobre mujeres inspiradoras de todos los tiempos. Así, cada una de ellas eligió a su musa preferida y el resultado es un recorrido por las biografías y el legado de grandes referentes del mundo del arte, la ciencia, las letras y la política. Mujeres que supieron llevar adelante sus ideales y sueños a pesar de los obstáculos y prejuicios de las diferentes épocas. Ilustró Josefina Shcargorodsky.

Imposible (Isol, Fondo de Cultura Económica)

La talentosa Isol dijo muchas veces que no le gustan los libros que muestran una sola visión de las cosas, y ha dado pruebas de su destreza para salir de los lugares comunes y acercarse al mundo de chicos que buscan sorprenderse y no hacer caso o “portarse bien”, o al menos no en el sentido que los adultos esperan. Con Imposible –la historia de Toribio, un nene de dos años- la ilustradora ganadora del premio Astrid Lindgren, sigue abriendo paso a la espontaneidad, la lucidez y el sentido del humor. Porque –dice Isol- “lo imposible a veces es realidad”.

Relatos reunidos (Hebe Uhart, Alfaguara)

La buena literatura está hecha de detalles”, decía la gran Hebe Uhart, fallecida en 2018. Y qué mejor manera de recordarla y valorar la grandeza de su legado literario que recorrer este libro que reúne muchos de sus relatos, incluidos en las novelas cortas Camilo asciende (1987), Memorias de un pigmeo (1992) y Mudanzas (1995), entre otros cuentos notables como “Guiando la hiedra”. Maestra de la narración y de escritores, Uhart dejó cuentos y crónicas admirables, narradas con tanta sencillez como sagacidad y profundidad. Por su inquietud y gusto por demorarse en los personajes y en otros seres vivos –amaba las plantas y los animales-, y por su poder de observación, la llamaban “espía de la realidad”. De sus visitas a pueblos del interior de nuestro país y en vacaciones, nacieron muchos de sus relatos. Uhart iba, observaba y regresaba a su departamento porteño para escribir después.

Humor al Diván (Tute, Sudamericana)

Juan Matías Loiseau, más conocido como Tute, reúne en estas páginas sus viñetas en torno al psicoanálisis, uno de sus temas recurrentes. Los problemas de comunicación y la dificultad en los vínculos amorosos y filiales desfilan por este libro con la gracia y el análisis de época que subyace detrás del trabajo de uno de los mejores humoristas gráficos de la actualidad.

 

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