Sabiduría
14 junio, 2023
La “madre selva” escuchó a los abuelos de los niños perdidos en Colombia
El hallazgo con vida de los cuatro hermanitos que sobrevivieron al choque de un avión en la selva colombiana, pone en primera plana el poder de la energía femenina y la necesidad de recuperar la sabiduría ancestral y el diálogo con la Naturaleza.

Por Ana María Llamazares
«Hubo una conversa espiritual con los espíritus de la madre selva y en esa conversa se hizo ejercicio de abrir camino para poder estar en el territorio y poder armonizar y establecer un acuerdo para que la madre selva pueda entregar a los niños», contó Yule, el indígena nasa a cargo de la búsqueda.
La aparición con vida de los cuatro niños indígenas en la selva colombiana fue designado como un “milagro” por la mayor parte de las opiniones internacionales. Ya es un milagro salvarse del accidente aéreo donde perdieron la vida la madre y el piloto, pero luego sobrevivir solos durante 40 días en medio de la selva y sus peligros es un hecho, sin duda, sobresaliente. Sin embargo, para sus abuelos solo fue una conversación escuchada por la “madre selva”, que se avino a abrirles el camino a los rescatistas y entregar a los cuatro niños.
Sin duda, la misma madre selva antes les había permitido alimentarse a duras penas y evitar el ataque de animales que pudieran considerarlos como sus presas. Podríamos decir que algo sobrenatural reviste la sobrevivencia de estos niños, y veremos qué mensajes nos traen cuando logren recuperarse de semejante experiencia. Mientras tanto, el mundo entero fue conmovido por una historia donde dos grandes energías femeninas fueron las protagonistas principales. La voz de los pueblos indígenas y su forma natural de convivir y “conversar” con el espíritu de la Naturaleza, con la que ellos llaman “la madre selva”. La Amazonía, en este caso, el poderoso útero verde del planeta, estuvo en la primera plana de todos los medios.
Por otro lado, una pequeña gran heroína, la joven de 13 años que con una notable capacidad de liderazgo y resiliencia, supo protegerse a sí misma y a sus tres hermanitos, incluida una bebé de un año, resistir gracias al conocimiento de la selva y de las plantas que sus padres y abuelos ya le habían transmitido; conduciendo finalmente la situación a un final feliz. Los ruegos de los hermanos, tanto indígenas como blancos, dedicados al rescate, fueron finalmente escuchados. Solo cabe esperar que también sea escuchado el ruego por la aparición con vida de Wilson, el perro rescatista que convivió con ellos durante tres o cuatro días, y aún sigue perdido…
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