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Artes

3 marzo, 2022

La fuerza de las mujeres en el universo Miyazaki

El japonés Hayao Miyazaki es uno de los ilustradores y directores de animación más admirados del mundo. Y su filmografía, caracterizada por la fuerza ética de sus historias, es protagonizada por niñas y mujeres que llevan a viva voz un mensaje ecológico y pacifista.


En las películas de Miyazaki las mujeres cumplen un rol fundamental para cuidar el planeta y garantizar la paz.

Por Bea Vilá Bertrán

A sus 81 años, Hayao Miyazaki, un ilustrador y director japonés de renombre internacional en el mundo de la producción audiovisual, lleva adelante una carrera de más de cinco décadas en el mundo de la animación. Desde el nacimiento de Studio Ghibli, creado por él en 1985, ha sabido hacerse de miles de seguidores alrededor del mundo. En 2002, su largometraje animado El viaje de Chihiro fue el primer animé que obtuvo un Premio Oscar. Y en el año 2015, la Academia de Artes y Ciencias de Hollywood le otorgó un premio honorífico como reconocimiento por su trayectoria como director. Actualmente, los largometrajes de su autoría pueden encontrarse y disfrutarse en familia en la plataforma Netflix. En esta nota te invitamos a conocer el universo fantástico de este gran genio creativo, donde el espíritu femenino es el gran motor en la lucha por un mundo mejor.

Una infancia marcada por la guerra y el dolor

Hayao Miyazaki nació en Tokio en 1941 y creció en una patria llena de contrastes, en el marco de la Segunda Guerra Mundial. Luego de la derrota y de la trágica experiencia de Hiroshima, Japón buscó salir adelante gracias al desarrollo tecnológico. Por eso, la guerra y la posguerra marcaron profundamente el carácter de Miyazaki y lo llevaron a tomar contacto con la realidad del sufrimiento. Su familia tuvo que mudarse de manera forzada dos veces durante el conflicto bélico y su madre sufrió la enfermedad de Pott, una presentación de la tuberculosis que la obligó a trasladarse a un hospital en la montaña, donde estuvo postrada durante varios años.

Así, el pequeño Miyazaki y sus tres hermanos fueron criados por su padre y su tío, dueños de una fábrica productora de piezas de aeronaves para la armada, quienes le inculcaron su amor por los aviones. Estos hechos resultan imprescindibles para entender su proyección artística posterior y fueron el campo de cultivo para que el joven director diera vida a un universo subjetivo híbrido, donde confluyen en armonía las maneras niponas con las europeas, rompiendo los límites filosóficos y culturales entre Oriente y Occidente

El ilustrador y director japonés Hayao Miyazaki rodeado por algunas de sus criaturas, en una divertida composición de Studio Ghibli.

Sus primeros pasos en el mundo de la animación

Miyazaki deseaba ser autor de manga desde chico, cuando devoraba revistas infantiles. Pero su interés se asentó durante el colegio secundario, luego de ver El cuento de la serpiente blanca. La heroína le causó una gran impresión y determinó su convicción de convertirse en artista. Aunque estudió Ciencias Económicas para dedicarse al negocio de su padre, una vez licenciado, comenzó a trabajar como ilustrador intercalador para Toei Animation. En sus primeros años de trabajo ganó grandes responsabilidades, hasta convertirse en jefe del estudio. Allí conoció a Isao Takahata, quien se convirtió en su gran amigo y mentor y lo invitó a colaborar en los animé Heidi, Marco y Ana de las Tejas Verdes. En 1978 dirigió su primera serie Conan el niño del futuro y en 1979 su primera película El castillo de Cagliostro

Entrados los años 80, trató de volar solo, tras la publicación de una obra más personal: Nausicaä del Valle del Viento. Este trabajo dio un fuerte impulso a su carrera, al mostrar un estilo diferente. Gozó de tan buena acogida que se propuso producir una versión audiovisual, motivo por el cuál en 1985 se animó a fundar, junto a otros socios, Studio Ghibli. Desde el exitoso estreno de Nausicaä en el Valle del Viento, no dejó de dar forma a historias que recibieron el aplauso de los críticos de cine y cautivaron el corazón de grandes y chicos por igual.

El viaje de Chihiro, fue el primer animé que obtuvo un Premio Oscar y fue elogiada por la crítica mundial.

La fuerza femenina, una fuente de inspiración 

La obra de Miyazaki incluye mensajes antibélicos o aborda temas complejos como el ser humano y la naturaleza, el progreso, el individualismo y la responsabilidad. Algo que llama la atención es el papel decisivo que cumplen sus protagonistas: niñas jóvenes que se alejan de los estereotipos de la mujer nipona: madre abnegada, hija obediente, esposa sometida al juicio del marido. La mayoría de las historias no habrían sucedido si Nausicaa, Satsuki, Mei, Kiki, San, Chihiro, Sophie o Ponyo no hubieran decidido dar un paso fuera de su zona de confort. Las mujeres de Miyazaki son una oda a la convicción y a la valentía, y nos regalan una dosis de autoestima y posibilidades sin límite. Para darles vida, el creador se enfocó en potenciar un sentimiento de individualismo fuerte, no como algo negativo o egoísta, sino como el verdadero motor para impulsar en ellas el crecimiento espiritual. Sus heroínas son chicas con destreza en el combate y con la sabiduría suficiente como para comprender y aceptar su destino. Líderes, rebeldes, autodeterminadas, sabias y grandes estrategas.

El propio Suzuki, cofundador de Studio Ghibli asegura que “Miyazaki siempre ha mencionando que sus personajes nunca son la clásica ‘damisela en peligro’, son chicas fuertes que pueden resolver toda clase de problemas y encontrar la solución sin la necesidad de un ‘príncipe’, sino de un compañero que les ayuda a recordar de lo que son capaces».

En algunos casos también creó personajes antagónicos femeninos que son tan independientes y fuertes como las principales: Lady Eboshi o Yubaba, oponentes que inspiran respeto, moralmente ambiguas y también con características positivas. El director admitió en reiteradas ocasiones que los niños varones le resultan aburridos, pues encontró mucho más fascinante el comportamiento y raciocinio de las mujeres al ser más arrojadas, valientes, sinceras e inteligentes. En una oportunidad, confesó sin pudor: “Muchas de mis películas tienen poderosas protagonistas femeninas, chicas valientes que no lo piensan dos veces para pelear con todo su corazón por lo que creen. Ellas necesitarán un amigo, o un secuaz, pero nunca un salvador. Una mujer es tan capaz como cualquier hombre de ser un héroe”.

El mar, la tierra y los animales que la habitan tienen gran protagonismo en las historias del creador japonés.

Los ciclos dentro de la función narrativa

Miyazaki decidió nutrir sus películas con varios recursos simbólicos, como la relación entre las edades de las mujeres y su función narrativa. Por eso, la responsabilidad en la juventud resulta un núcleo vital. Nausicaa es la princesa de un reino en un mundo contaminado, Chihiro debe salvar a sus testarudos padres, Kiki se emancipa con trece años y marcha a una ciudad desconocida donde trabajará duramente para ganarse la vida y ser mejor bruja, y Satsuki debe hacer papel de madre con su hermanita pequeña Mei, ya que su padre está casi siempre trabajando y su madre está internada en un hospital. Todas ellas deberán tomar su propio camino, aún cuando no estén preparadas. El viaje será recorrido con entusiasmo y culminará con la madurez interior. En cada una de estas historias, que nos recuerdan el concepto del “viaje del héroe”, Miyazaki muestra su versatilidad como director, al sumergirse en historias ajenas al relato clásico, consiguiendo narraciones bellas y dinámicas con historias lentas y contemplativas.

En el cine de Miyazaki, el hombre es complementario a la labor mediadora de la mujer y corresponsable del destino del mundo. Otra de las grandes lecciones es el cuidado y el respeto hacia los animales, por más pequeños que sean. En la mayoría de los casos las protagonistas están acompañadas por algún animal o se encuentran con ellos en el camino, y estos les brindan su ayuda en más de una forma.

A las figuras de edades maduras, el director les atribuyó una mirada más realista, más pragmática. La bruja que ha sido seducida y rápidamente olvidada por el bello y apuesto Howl, la propia Yubaba, la anciana sabia de Nausicaa, la abuelita que cocina incesantemente para su nieta desagradecida en Kiki, evidencian los sinsabores de quienes han vivido largas vidas. Aún así, a las más ancianas les corresponde guiar a las jóvenes con sus consejos, contribuyendo en la formación del desarrollo y el desenlace de las tramas.

La maternidad también aparece en sus obras como un símbolo de sabiduría y experiencia femenina. La madre de Satsuki y Mei es muy memorable, una figura siempre atenta a las visitas que le hacen sus hijas en el hospital, un tributo que el realizador decidió hacerle a su propia madre. Y el embarazo resulta una alegoría a la alegría de vivir. Osono, una mujer embarazada, acoge a la brujita Kiki en su hogar, ayudándola en su negocio de entregas a domicilio, encarnando así al entusiasmo y la bondad que se esperan de una madre. 

Nausicaä, la valiente protagonista de la película Nausicaä del Valle del Viento.

Más que un entretenimiento juvenil

Hay personas que se refieren a Hayao Miyazaki como el “Walt Disney de Oriente”, pero la comparación no es tan acertada, si analizamos su posicionamiento ideológico. Las criaturas del director japonés no son antropomórficas y sus personajes no se tiñen con los blancos y negros habituales de los cuentos, donde el héroe luce una bondad impoluta y el villano sólo cobija maldad, sino que ambos oscilan entre la amplia gama de los grises. Algunas de sus obras ni siquiera necesitan un personaje antagonista para justificarse. Sus mujeres no son princesas de fábula adiestradas para quedarse en segundo plano, sino que resultan protagonistas enérgicas, niñas de espíritus vivaces o guerreras indomables. Tampoco están idealizadas, actúan como chicas reales, son frágiles y pueden ser malcriadas, cabezotas y vulnerables, a la vez que valientes y luchadoras. 

Aunque en septiembre del año 2013, Miyazaki anunció a través de un comunicado que se retiraría como director de proyectos de animación de Ghibli, el estudio reabrió sus puertas en agosto de 2017 y el director confirmó oficialmente su regreso con una nueva producción, ¿Cómo vives?, cuyo estreno en Japón se espera para el próximo año. ¿Volverá a conquistarnos con un personaje femenino que deje huella en el imaginario colectivo como lo han sabido hacer las demás?

A partir de una elaborada metáfora visual, Miyazaki aúna en sus muchas mujeres sus aspiraciones de un mundo más empático y humano. La capacidad femenina de maternar (cuidar y entablar lazos profundos con otros) visible en cada una de sus heroínas, parece ser uno de los rasgos que fundamentan su predilección por este tipo de protagonistas, como modelos de mediadoras y motores de cambio. En ellas se hace patente una habilidad para reunir a otros, para crear hogar, para acoger y ayudar a los demás, así como por su papel de formadoras de los hombres del futuro. El encuentro, el aprendizaje y la conciliación es una búsqueda constante en su cine. Él comprende la necesidad política de que haya comprensión y reconciliación. Por eso, en sus películas no hay buenos y malos, sino personajes con distintas ambiciones —algunas más egoístas que otras— que escuchando y discutiendo hacen entrar en razón a quienes toman decisiones negativas. Porque, al fin y al cabo, todos sus personajes desean lo mismo: ser queridos. La construcción de estas narraciones, la ambientación y la sólida caracterización de sus personajes femeninos aportan claridad y profundidad a sus películas. 

En noviembre de este año abrirá sus puertas Studio Ghibli Park, el primer y único parque temático dedicado a la animación de Ghibli, en la localidad de Nagoya, Japón. El propio Miyazaki estuvo muy involucrado en su diseño y participó activamente de su proyección. Un parque de diversiones con una propuesta muy diferente a los de Disney, donde sus creadores ya anticiparon que no habrá montañas rusas ni juegos similares. La intención será crear un lugar para que los visitantes puedan adentrarse de lleno en el maravilloso universo de sus películas, universos de aventura y fantasía en los que los visitantes podrán sentirse como cualquiera de sus protagonistas más emblemáticas.

Un boceto de cómo estará organizado Studio Ghibli Park, que abrirá sus puertas este año.

Esta es la filmografía de Hayao Miyazaki:
Lupin III: El castillo de Cagliostro (1979)
Nausicaä del Valle del Viento (1984)
El castillo en el cielo (1986)
Mi vecino Totoro (1988)
Hielo delivery de Kiki (1989)
Porco Rosso (1992)
La princesa Mononoke (1997)
El viaje de Chihiro (2001)
El increíble castillo vagabundo (2004)
Ponyo y el secreto de la sirenita (2008)
Se levanta el viento (2013)
¿Cómo vives? (2023)

Imágenes: Gentileza Studio Ghibli www.ghibli.jp

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