15 agosto, 2017 | Por Sophia
Ervin Laszlo: “Debemos construir comunidad”
Una charla con este hombre de enorme sabiduría, fundador del Club de Budapest y dos veces nominado al Premio Nobel de la Paz, para conocer su profunda visión acerca de la necesidad trabajar en conjunto, en pos de crear mejores escenarios para todos.
Por Luz Laici
«La energía es el hardware del universo; el software es la información”. Con esa afirmación, el científico, filósofo y pianista Ervin Laszlo –fundador del Club de Budapest y dos veces nominado al Premio Nobel de la Paz– ofrece una nueva manera de concebir la existencia del universo. Imaginando la Tierra como una nave espacial natural, cuya vida requiere un equilibrio termodinámico sustentable, sostiene que la biosfera pareciera funcionar con dos sistemas escindidos –naturaleza y humanidad–, y que los hombres nos encontramos en una instancia crucial: avanzar hacia el fin de la humanidad o, simplemente, hacia el fin de una era.
De visita en Buenos Aires, el doctor Laszlo fue invitado por NetSpirit para la primera SpiritWeek, y fue padrino de honor del pasado festival Anima Film Fest. Durante su visita, también ofreció una conferencia magistral en el Aula Magna del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), con el título “El nuevo paradigma y la educación”. Allí pudimos conversar con él en un diálogo marcado por su calidez y sabiduría profunda.
–En su exposición, sostuvo que la extracción de recursos, la degeneración del suelo y los desechos impactan negativamente en los ecosistemas y la salud, lo que redunda en un aumento de inequidades. Frente a esa situación, ¿dónde reside la esperanza para el cambio?
–Los jóvenes son la esperanza. Necesitamos información pública, medios y educación para generar conciencia. El cambio de paradigma requiere despertarse, darse cuenta de que las formas que se están usando no producen los resultados que uno quiere y que, si no existe una transformación coherente, las cosas seguirán empeorando. Hay muchos signos de cambio en distintas partes del mundo. Pero debemos sostenerlas y promoverlas. Pasar de una cultura egocéntrica y antropocéntrica a cimentar una cultura ecocéntrica sostenible. Y ese cambio debe venir desde adentro. El nuevo paradigma permite reconocer que era algo que tenías dentro pero frente a lo que tomaste conciencia. Es la vieja espiritualidad apoyada por la nueva ciencia.
–¿De qué manera?
–A futuro, habrá más crisis y esperemos que no sean violentas, pero para eso tenemos que dejar de poner parches a los problemas con pequeñas acciones, para mejorar de forma profunda. Con los refugiados, los políticos no saben qué hacer y sostienen que debe darse una guerra contra el terrorismo. Es decir, violencia contra violencia. Tenemos que lidiar con los problemas, saber por qué la gente abandona sus lugares, resolver las causas, generar una mentalidad diferente. En este sentido, las herramientas digitales pueden ayudar a que todo esté disponible para todos. Hay muchos sitios en los que la gente joven participa y genera intercambios, aporta ideas, promueve debates. En este camino, la comunicación y la participación son cruciales.
–¿Cuáles serían sus recomendaciones para alentar la transformación cultural que nace de lo biológico y lo energético propio de nuestra Tierra?
–Comprender que no debemos perder tiempo peleando entre izquierda o derecha. Todos somos parte de un mismo proceso. Necesitamos una visión conjunta, que no se base en la violencia sino en la enseñanza de la búsqueda de soluciones comunes. Cambiar uno para cambiar al otro y con el otro.
–Una de sus ideas centrales propone desarrollar una nueva ética sobre la base de la cooperación, la colaboración y la sinergia con las nuevas generaciones. ¿Cómo pueden disolverse las inequidades existentes entre hombres y mujeres?
–Unos meses atrás, participé en Londres de un encuentro mundial de mujeres. En el lugar éramos dos hombres los que estábamos presentes y, justamente, conversamos sobre este tema. Tanto hombres como mujeres tienen valores que le corresponden al otro. Hasta el siglo pasado, primaban los masculinos porque estábamos conquistando y ganando territorios. Ahora debemos construir comunidades, aprender a vivir juntos y extender los valores femeninos para tomar conciencia de que debemos caminar juntos.
«El cambio de paradigma requiere despertarse, darse cuenta de que las formas que se están usando no producen los resultados que uno quiere y que, si no existe una transformación coherente, las cosas seguirán empeorando».
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