Emprendedoras
13 octubre, 2017
Día de la Madre: cuando los hijos son el gran impulso
Compartimos la experiencia de mujeres que, luego de convertirse en mamás, decidieron abrir nuevos caminos para ir detrás de sus sueños más profundos. Fabi Jafif y Magela Demarco, dos madres, dos sentimientos en común: amar y animarse, por sobre todas las cosas.
Este domingo es el Día de la Madre y habrá celebraciones por todas partes. Manos que entregan y manos que reciben y abren hermosos y merecidos regalos. Almuerzos largos y concurridos, llenos de anécdotas maternales. Pero más allá de la lógica comercial que suele regir nuestros festejos, en cada lugar donde haya madres e hijos habrá infinidad de encuentros, abrazos, caricias y sonrisas de oreja a oreja. Momentos que a una le gustaría dejar congelados al infinito, para celebrar a cada instante la enorme fuerza de la maternidad: el regalo de dar vida o recibir a otro ser y cuidar de él, amándolo, para siempre.
Por eso, hoy queremos compartirte dos historias, dos relatos de madres que, en primera persona, nos inspiran a través de sus experiencias. Es que ellas decidieron ser mamás y, a la vez, seguir siendo esas mujeres que no temen salir a buscar y concretar sus propios sueños. Experiencias comunes a muchas de nostras, pero también tan únicas como sus protagonistas. Como Fabi Jafif, quien a partir de la maternidad (es mamá de Olivia y de Nina) creó De Madre a Madre, un blog donde comenzó a invitar a otras mujeres a descubrirse y a proponerse nuevos desafíos. Y también como Magela Demarco, quien a partir de la llegada de su hijo Tobías se entregó de lleno al gran anhelo de ser escritora y publicó su libro Mi amigo el mar (La Brujita de Papel), dedicado a él.
Mujeres genuinas y madres convencidas de que los hijos siempre pueden impulsarnos a ser mejores, más atrevidas y sabias.
«El secreto de emprender está en las ganas»
Por Fabi Jafif *
Ser mamá nos cambia, nos hace crecer, entender que no todo es tan fácil como parecía serlo y nos impulsa a sacar lo mejor de nosotras para poder guiar y acompañar a nuestros hijos en su camino.
Muchas tuvimos que dejar nuestras profesiones y carreras, para este nuevo trabajo, el de «ser madres».
Cuando me dijeron que iba ser mamá de Oli, lo primero que me vino a la cabeza fue: ¿Cómo le tengo que avisar a mis jefes? ¿Y si me echan? ¿Y si después cuando quiera volver me dicen que no?
De Madre a Madre
«Ser madre no era tan fácil como parecía o al menos como te lo hacían creer. Dejando las dificultades de lado, es lo más hermoso que le puede pasar a una mujer, porque es un sentimiento casi inexplicable de transformación, madurez y de amor puro hacia una personita que todavía ni conocés. Las ganas de mi blog surgieron por distintos momentos que me tocaron transitar en el embarazo y en el día a día de la crianza de mi hija. Amo los desafíos y me propongo terminar siempre que empiezo algo nuevo. La maternidad me trajo nuevas motivaciones y nuevas herramientas para creer, crear y avanzar en todo lo que me proponga. Con De Madre a Madre busco colaborar a que otras mamás se sientan acompañadas, y motivadas para que continúen sus sueños junto al paso a paso de este camino llamado ¡maternidad!».
* Autora del blog www.demadreamadre.com.ar
Instagran: @demadreamadreblog
contacto@demadreamadre.com.ar
Preguntas que creo que tenemos todas, sobre todo cuando somos primerizas. En ese momento estaba trabajando para un mega proyecto de Google, y para las que somos del rubro digital y hemos trabajado en esto durante tantos años, se trataba de una gran oportunidad de carrera. Aquellas que me acompañan en mi blog habrán leído que aun así me tomé una licencia de nueve meses, volví, y al mes renuncié.
Si les digo que fue la decisión más fácil del mundo, les estaría mintiendo. ¡Me costó mucho! No dejé de escuchar voces que me decían : ¿Pero por qué te pone mal no volver a trabajar? ¡Si tu marido te puede bancar y te quedás en casa todo el dia con tu hija!
Creo que palabras como esas fueron mi motor para avanzar y apostar a crear un emprendimiento propio. Es que trabajé desde muy chica y no podía concebir la idea de que, por haber sido mamá, debiera guardar en un cajón todo mi esfuerzo.
Con una mezcla de necesidad de catarsis y, principalmente, con muchas ganas de ayudar, nació mi primer emprendimiento desde que soy mamá: De Madre a Madre.
En paralelo, empecé a trabajar de consultora de marketing digital y a medida que el alcance de mi blog fue creciendo, me di cuenta que éramos muchas las madres que teníamos que soportar encasillamientos, y que también había una gran cantidad de ellas con ganas de emprender que no se animaban a hacerlo. Fue entonces cuando surgió un nuevo emprendimiento: «Mujer, Madre y Emprendedora», un espacio de encuentro para que entre madres reales pudiéramos charlar, motivarnos y tejer redes para crecer en nuestros proyectos.
Hasta el momento van dos encuentros en Buenos Aires y uno en Rosario. Un evento donde todas estamos en un mismo nivel: de empatía y ganas de colaboración.
Durante las charlas, a todas les digo que ser mamá es ser emprendedora, porque la palabra emprender tiene que ver con tomar una decisión difícil, que nos requiera esfuerzo y sea de envergadura. Y ser mamá es todo eso. ¿ Acaso hay algo más desafiante en la vida que ser madre?
Así que cuando en mis talleres pregunto: «¿Quién de ustedes es emprendedora?» y muchas manos quedan escondidas o no se asoman por timidez, es cuando más quiero motivarlas. Porque ser madre es ser emprendedora, y el secreto del emprendimiento está en las ganas. ¡Es solo cuestión de animarse!
«Los hijos son nuestros grandes maestros»
Por Magela Demarco *
Escribí “Mi amigo el mar” a partir de una situación que ocurrió con mi hijo Tobías hace dos años en Villa Gesell, cuando él tenía 3. Él ama el mar, correr por la orilla, saltar las olas, hacer castillos, armar pistas para sus autos… Y hacemos todo eso juntos, los dos, porque un hijo te da la posibilidad de permitirte jugar de nuevo, aunque tengas 41 años, como una niña. Así que mi niña interior está infinitamente agradecida por esta vuelta.
Magela, por Magela
Soy ritualista. Por ejemplo, suelo pasar por largas épocas donde como siempre las mismas galletitas. En su momento fueron las pepas de membrillo, ahora son unas de chocolate con semillas. Me suele gustar ir al mismo lugar de vacaciones y alquilo el mismo departamento, vamos todos lo domingos con Tobi a ver obras de teatro para chicas/os y así…
*Periodista y escritora, autora de Mi amigo el mar (La Brujita de Papel).
La cuestión es que una ola se llevó uno de sus autitos y no lo pudimos rescatar. Desapareció entre ola y ola. Tobías se largó a llorar, desconsolado. Entonces se me ocurrió decirle que seguramente el mar se lo había llevado para dárselo a un nene cuya mamá no tuviera plata para comprarle uno. Que él tenía muchos autitos, y que después, por la tarde, cuando fuéramos al centro le compraría otro igual. Creo que esa explicación fue mi intento para que él pudiera entender antes que yo ciertas cuestiones del desapego, de no aferrarse a las cosas, porque la vida es movimiento, cambio, y hay que aprender a ser más flexibles y a fluir con ella. Cambiamos de amistades, de gustos, de pensar, a veces de casas, nos cambian la piel y el pelo… Verano, otoño, invierno, ¡primavera! Nacemos, crecemos, morimos… Como a mí los cambios siempre me costaron, intenté plasmar en el cuento esos movimientos. Y nada mejor que el mar, con su constante ir y venir, para reflejarlo.
Antes que de que naciera Tobi, escribía cuentos para adultos: sátiras, de humor ácido, y un tanto feministas (no tengo la culpa de haberme cruzado con tantos “hombres larva”, que han servido de musas para mis relatos). Pero cuando él nació, gracias a Dios, todo mi mundo cambió. Es verdad esa frase que dice que «los hijos son nuestros grandes maestros». En mi caso, con su llegada, mi vida cobró un sentido más profundo, más luminoso y más comprometido. Él me hizo sacarle el polvo a mis sueños, que estaban arrumbados en un rincón. Uno de ellos era ser escritora. Y la llegada de mi hijo me dio el empujón y la fuerza que necesitaba para ir hacia eso que tanto anhelaba: quería que él tuviera una madre que se animaba a ir en busca de sus sueños.
Cuando lo terminé de escribir, con algo de dinero que tenía ahorrado, me metí en Internet a buscar una ilustradora/or que me enamorara con sus dibujos, ¡y encontré a Caru Grossi! (carugrossi.blogspot.com.ar). Sin sus dibujos, mi cuento no sería lo que es, siempre le digo que ella tiene el 70% de mérito de que se haya publicado. Lo cuento para dar ánimo a todas las madres para que vayan por sus sueños, para que se animen.
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