Sustentabilidad
22 abril, 2021
Crianza sustentable: sé el cambio que quieres ver en el mundo
Lejos de una moda, cada vez son más las familias que implementan este estilo de vida más natural y sostenible, motivados por el bienestar de sus hijos y el cuidado del medioambiente. Te contamos de qué se trata y cómo te podés sumar.

Una imagen del documental ambiental «2040», dirigido por el australiano Damon Gameau.
Por Carmen Ochoa
“¿Cómo será el planeta cuando crezca mi hija?”… La pregunta podría haber sonado en la mente de cualquier madre o padre, pero fue el actor y director australiano Damon Gameau quien se planteó el interrogante, y de inmediato salió en búsqueda de una respuesta pero en formato documental. Así nació “2040”, un film inspirador que refleja aquellos proyectos relacionados con el cuidado del medio ambiente que ya existen y a los cuales podemos sumarnos o apoyar, en pos de un futuro más esperanzador en materia ecológica. Porque, como afirma Gameau, “¿qué nos inspirará para seguir adelante? Nuestros hijos, el aire limpio y valorar nuestra casa”.
Impulsados por esta misma motivación, cada vez son más las familias que cambian sus hábitos por una crianza sustentable, involucrada con el cuidado del planeta y hasta con el propio bienestar. El objetivo es ser más conscientes de la huella que dejamos por nuestro paso en el mundo siendo parte de una sociedad de consumo, para generar el menor impacto posible. Porque ya no hay tiempo de soñar con un futuro ideal, ahora es tiempo de crearlo. Para nuestros hijos, y también junto a ellos.
Ecología y amor
Hace tres años, cuando nació su hija Elena, Viviana González comenzó a replantearse la forma en que quería criarla: “¿qué valores le queremos transmitir? ¿qué objetos le quiero ofrecer? ¿qué ejemplo le queremos dar como padres?”, fueron algunas de las preguntas. “Desde que tengo recuerdo, en mi casa siempre se fomentó el respeto por la naturaleza y el cuidado de los recursos. Cuestiones básicas como usar y comprar solo lo necesario, no derrochar, no contaminar, reutilizar y reparar han sido prácticas muy comunes desde mi infancia y, cuando fui más grande, comencé a separar los residuos y compostar”, cuenta Viviana. Sin embargo, ahora con la ayuda de Pedro, su esposo, y la presencia de Elena en el hogar, esas costumbres se hicieron más vívidas. “Empezamos a usar pañales de tela, a vestirla con ropa usada o de materiales naturales, porque es mejor para su piel y además contamina menos. Le ofrecemos pocos juguetes y arreglamos los que encontramos en la calle o se rompen. Así le demostramos que lo material no es lo importante y que no interesa si es nuevo, sino la función que cumple”, afirma Viviana.

Luego del nacimiento de su hija Elena, Viviana González se decidió por la crianza sustentable.
“Empezamos a usar pañales de tela, a vestirla con ropa usada o de materiales naturales, porque es mejor para su piel y además contamina menos. Le ofrecemos pocos juguetes y arreglamos los que encontramos en la calle o se rompen. Así le demostramos que lo material no es lo importante y que no interesa si es nuevo, sino la función que cumple”.
Viviana González
Desde las apacibles sierras cordobesas, Mercedes Monserrat, disfruta de su embarazo de 28 semanas, mientras cría a su hijo Hilario, de 3 años, de una forma amigable con el medio ambiente. “Antes de ser madre no era activista, pero sí me preocupaba y hacia elecciones conscientes. Hoy, Hilario usa mucha ropa heredada o usada, que compro en emprendimientos. Tiene muy pocos juguetes y de materiales nobles como la madera. Mi marido está en la misma sintonía que yo, cuando lo conocí ya le preocupaba el tema. Juntos aprendimos sobre la crianza sustentable y ambos la implementamos”, cuenta Mercedes, más conocida en las redes como @mamasustentable, desde donde asesora a otras madres sobre el uso de los pañales de tela, por ejemplo.

Mercedes Monserrat, embarazada de 28 semanas, junto a su pequeño hijo Hilario, de 3 años.
Empezar por uno mismo, actuar de manera consciente frente a los niños y buscar alternativas para dar el ejemplo, son los primeros pasos para que nuestros hijos aprendan, repitan o copien nuestras buenas costumbres ambientales. “Por eso, los adultos tenemos que ser los primeros en involucrarnos verdaderamente con una crianza sustentable”, afirma Silvina Gómez. Esta profesora de yoga, argentina pero residente en Portugal, comparte junto a su esposo Mauricio la tarea de criar de forma muy consciente y natural a María Gabriela, su hija de 3 años. “Antes de ser madre, ya tenía en cuenta el cuidado del medio ambiente: utilizaba mi bolsa de tela para hacer las compras, evitaba los productos con mucho packaging, usaba la bicicleta como medio de transporte, separaba los residuos y ahorraba en el consumo de energía y agua. Ahora, compramos muy poca ropa para Marigabi, y si lo hacemos es de productores independientes y con materiales orgánicos, ya que desde que nació usa muchísima ropa donada. Y cuando ya no la utilice, también la donaremos”, afirma Silvina. Además de la indumentaria, los juegos de su hija no necesitan de nuevas formas de consumo y la creatividad manda a la hora de divertirse. “Cajas de cartón, maderas o lanitas sirven para jugar en casa. Incluso, Marigabi aprendió los colores jugando con los broches para colgar la ropa”, cuenta Silvina.

La pequeña Marigabi, de 3 años, aprende de la mano de Silvina Gómez, su mamá, a explorar y respetar el medioambiente.
Rico, sano, consciente
El consumo de alimentos saludables es uno de los puntos con mayor presencia en la crianza sustentable, ya que incluye un doble beneficio: “mejorar la salud y mitigar el impacto ambiental que provoca la producción de alimentos”, afirma una investigación de las universidades de Minnesota y Oxford. Y sobre este tema, también opina la Licenciada en Nutrición, y madre de un bebé de 18 meses, Vanessa Tolentino Navarro. Según explica, saber qué comemos y qué alimentos ofrecemos a nuestras familias es un gran beneficio. “Si nos relacionamos con los alimentos e interiorizamos con sus diferentes procesos antes de llevarlos a la mesa, evitamos consumir tantos productos envasados, llenos de ingredientes que no conocemos. Adquirir frutas y verduras agroecológicos, de pequeños productores orgánicos, o consumir las de estación, son buenas opciones para llevar una alimentación más sana y sustentable, porque no poseen agroquímicos y no se acelera su proceso de maduración”, sugiere.
A pesar de que a veces salvan frente a la falta de tiempo de la vida moderna, los que brillan por su ausencia en la nutrición de una crianza sustentable son los alimentos ultraprocesados. “En casa los evitamos y ofrecemos comida real. Somos muy conscientes de la alimentación e incluso hasta cambiamos la nuestra, para ofrecer una opción más saludable a nuestro hijo, y de paso también nos beneficiamos nosotros. No lleva más tiempo cocinar, sólo hay que acostumbrarse a otros productos y salir del supermercado”, cuenta Mercedes.
“Si nos relacionamos con los alimentos e interiorizamos con sus diferentes procesos antes de llevarlos a la mesa, evitamos consumir tantos productos envasados, llenos de ingredientes que no conocemos. Adquirir frutas y verduras agroecológicos, de pequeños productores orgánicos, o consumir las de estación, son buenas opciones para llevar una alimentación más sana y sustentable, porque no poseen agroquímicos y no se acelera su proceso de maduración”.
Vanessa Tolentino Navarro, Licenciada en Nutrición.
En el hogar de Viviana directamente no se consumen alimentos ultraprocesados y cocinan todos los días. “Antes consumíamos algunos, como yogurt, queso crema o galletitas… Pero, desde que nació Elena, decidimos evitarlos. Hoy no faltan las frutas, los frutos secos, las verduras, galletitas o budines hechos en casa. También usamos mucho el freezer, que nos salva porque allí siempre tenemos algo casero y saludable para comer”, cuenta Viviana.
Por su parte, Silvina también evita los alimentos envasados y su entorno le hace más fácil esta elección. “Vivo en una zona rural, armamos una huerta y tratamos de consumir los productos locales, como lácteos, jaleas y legumbres, para no comprar enlatados. Con Mauri, mi esposo, prestamos mucha atención a lo que comemos y, aunque hay días con menos tiempo para cocinar algo más elaborado, no nos salimos de lo sano. Incluso, la escuela también es de gran ayuda: Marigabi asiste a una escuela con pedagogía Waldorf, donde la alimentación es ovolactovegetariana y las verduras salen de su propia huerta”, comparte.
Para Vanessa no solo es posible, sino que asegura que deberíamos evitarlos. “El consumo de alimentos ultraprocesados es una de las causas que provocan Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ECNT), como diabetes, enfermedades cardiovasculares, respiratorias crónicas y renales. Y, lamentablemente, en Argentina es una de las principales causas de mortalidad”.
¿Cómo podemos organizarnos frente a la falta de tiempo para consumir alimentos más sanos o caseros? Vanessa recomienda cocinar más durante un día, para tener que hacer menos después, o en los momentos que tengamos libres, para adelantar. “Por ejemplo, lavar y sanitizar las verduras, cocinar legumbres y/o cereales, y freezar porciones. También aprovechar una verdura para diferentes preparaciones, y ¡hacerse amigos del freezer! Gran aliado para organizarnos con las comidas”, recomienda.

La Lic. en Nutrición Vanessa Tolentino Navarro elige una alimentación saludable y sustentable para Valentín, su bebé de 18 meses.
Enseñar con el ejemplo
Nada es más cierto que eso, para las familias que se suman a una crianza sustentable donde las mismas acciones de los padres marcan el camino de sus hijos. “Hilario naturaliza nuestros hábitos y aprendió a separar residuos y a guardar plásticos en las botellas. Si tuviera que dar un consejo a otros padres, les diría que se informen, que aprendan sobre lo que realmente necesitan los bebés, que lo que deben consumir no siempre es lo que venden los medios, es mucho más simple de lo que se cree. Nuestros hijos necesitan contacto, atención, dedicación y menos elementos. Y esto es posible, si prestamos atención a la fisiología, priorizamos la salud y, a su vez, al medio ambiente”, afirma Mercedes.
Enseñar a valorar, a cuidar los recursos y el medioambiente y explicar que todas sus decisiones tienen un impacto sobre el entorno y los otros, son los valores que Viviana y Pedro dejan a Elena. “Para nuestra familia, la crianza sustentable cobró tanta relevancia que hasta terminamos creando un proyecto que la promueve, ofreciendo información y productos para facilitar el acceso y que más familias adopten hábitos sustentables en la crianza de sus hijos: @lenasustentable”, cuenta Viviana. Para ella, lo básico es tratar de ser más consciente en las decisiones que tomamos, y antes preguntarnos: ¿es necesario comprar esto? ¿cuánto tiempo lo vamos a usar? También recircular, comprar de segunda mano y donar.
“En nuestra casa, cuidar el agua es un tema importante, y sobre todo a la hora del baño. Desde muy chiquita enseñamos a Marigabi a ahorrar agua y es increíble como, a sus tres años, ya incorporó el concepto. Ella también sabe separar los residuos y hasta le resulta divertida la tarea, igual que el reciclado de hojas de papel. Enseñarle estos valores es un trabajo de hormiga, todos los días, repitiendo y mostrando como funciona hasta que los niños aprendan”, cuenta Silvina.
“Antes de ser madre, ya tenía en cuenta el cuidado del medio ambiente: utilizaba mi bolsa de tela para hacer las compras, evitaba los productos con mucho packaging, usaba la bicicleta como medio de transporte, separaba los residuos y ahorraba en el consumo de energía y agua. Ahora, compramos muy poca ropa para Marigabi, y si lo hacemos es de productores independientes y con materiales orgánicos, ya que desde que nació usa muchísima ropa donada. Y cuando ya no la utilice, también la donaremos”.
Silvina Gómez
Con respecto a la alimentación, Vanessa afirma que no hay un método específico para enseñarles a nuestros hijos a comer todo tipo de frutas, verduras o cereales, pero sí es importantes ofrecer estas opciones desde el inicio de la alimentación complementaria (a partir de los 6 meses). “Evitar exponerlos a los productos ´diseñados para chicos´ que, entre sus ingredientes principales contienen azúcar, sal, grasas refinadas, colorantes, aromatizantes, conservantes y hasta edulcorantes. Además, es importante que nuestros hijos vean que hacemos esta elección como familia, que estén a su alcance y que los padres también las consuman”, recomienda.
Hacer el cambio y comenzar a optar por una crianza sustentable no solo puede ser muy beneficioso para la salud de nuestros hijos, sino del planeta. Organizarse y ser cada vez más conscientes con nuestras acciones son los primeros pasos para que la transformación personal y social vayan de la mano. Ya lo dice el refrán: “cada casa es un mundo» y de cada uno de nuestros hogares pueden surgir formas mucho más amables de habitarlo.

Silvina junto a su familia, disfrutando de la vida y de cuidar los recursos que ofrece generosamente la naturaleza.
¿CÓMO COMENZAR?
Cambiar cada producto que utilicemos por una opción más sustentable es una buena opción buena opción:
-pañales de tela
-juguetes de madera o de trapo
-ropa de fibras naturales
-cosmética natural y/o zero waste (sin descartes)
-cepillos de dientes ecológicos.
-reutilizar la ropa.
CONSEJOS PARA UNA ALIMENTACIÓN CON MENOS ULTRAPROCESADOS:
-La alimentación es familiar y los cambios que hagamos impactan en nuestra salud.
-Pensar estrategias para organizarse, como armar un menú familiar y hacer las compras
basadas en él.
-Probar recetas sencillas pero caseras, para reemplazar los productos procesados como panes, galletitas, mermeladas, masa de tartas.
-Probar recetas nuevas con legumbres, que son muy versátiles.
-Comer frutas y verduras de estación, porque están en su punto óptimo de sabor y nutrientes.
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