Sophia - Despliega el Alma

Vivir bien

19 agosto, 2022

¿Cómo mantener vivo a nuestro niño interior?

Para que la infancia nunca deje de latir en nuestro corazón, cuatro personalidades de la cultura infanto juvenil nos comparten sus trucos para cuidar a ese niño o niña que todos llevamos dentro.


Por Karina Bianco

¿Te acordás qué te gustaba fantasear o qué te hacía reír cuando el tiempo de la infancia transcurría sereno entre tardes de juegos y pensamientos mágicos? En algún lugar de nuestra alma, aquella niñez sigue viva y nos invita a abrazarla para iluminar su espíritu hecho de asombro y maravilla. Para la psicología de la Gestalt, el niño interior es la estructura psicológica más frágil y sensible de nuestro «yo» y, por esa razón, es tan importante cuidarlo y mantenerlo siempre iluminado. Para dar luz a los momentos difíciles de nuestra vida. Y recordar quiénes fuimos sabiendo que, aunque nos hayamos hecho grandes, siempre llevaremos esa chispa que no cuesta tanto encender (¡bastará el fuego de la imaginación!). ¿Cómo cuidar al niño o a la niña que todos llevamos dentro? Con esa pregunta fuimos a buscar propuestas inspiradoras de cuatro referentes de la cultura infantil y juvenil. ¡Sumá las tuyas!

«Perseguir los sueños hasta que se me cumplen»

Por Marcela Citterio, escritora, guionista de televisión

Mi niña interior es mi compañera de ruta. Y como tal, a veces la consiento mucho y, otras veces, le pido que me tenga paciencia. Pero está presente en mi día a día. Mi trabajo y mi pasión es escribir, y apenas pude elegir dónde y cómo hacerlo, decoré mi escritorio siguiendo a mi niña interior. Estos son mis tesoros:
La colección de muñecas Barbie y muñecas antiguas que fui buscando con mucho amor, de manera especial, a partir de la primera que me regaló mi madre ¡a mis 36 años! Me acompaña cada día una distinta cuando trabajo. ¡Interactúo con ellas!
Mis perros, que fueron 8 y ahora son 7. Ellos me transportan a otra dimensión, a la niña que solo tenía perros en la casa de su abuelo. Así que ahora duermo con ellos, los mimo, los adoro.
Amo los rituales. Las velas con aroma, la vajilla antigua para tomar el café o el té, un rico mate, las flores que a veces me regala mi hija y a veces me compro yo.
Mantener la capacidad de asombro de los viajes, que es infinita.
Montar a caballo y la conexión con ellos me convierten en otra Marcela, una que de niña ni siquiera soñaba con poder montar y que se animó recién a los 40.
Perseguir los sueños hasta que se me cumplen. Mi editorial, The Orlando Books, es un deseo de esa niña y adolescente que amaba leer todo el día y todas las noches.
* Creo que sólo una cosa tengo pendiente con ella: andar en bicicleta.

«No perder el horizonte de maravilla que está al alcance de los más pequeños»

Por Liliana Cinetto, profesora de Letras y autora de libros infantiles

Decidí ser escritora cuando era una niña y vivía en una vieja casona en el Barrio de Boedo que tenía una gran biblioteca. Ese era mi lugar preferido y allí, a la hora de la siesta, jugaba y leía, leía y jugaba y jugaba a lo que había leído, y era tan feliz en ese mundo de juegos e historias que empecé a escribir y a narrar y nunca dejé de hacerlo.
Hoy, que tengo publicados más de 150 libros para niños y jóvenes y que he recorrido el mundo contando cuentos, siento que aquella niña sigue viva en mí, que no creció. Porque antes jugaba con mis muñecos y ahora lo hago con mis personajes. Y aunque escribo y narro con pluma y voz de adulta, conservo la mirada de la infancia, que me permite no perder el horizonte de maravilla que está al alcance de los más pequeños.
Lo hice con mis tres hijos, lo hago con mis dos nietas y con los que leen mis libros o me escuchan cuando digo “Había una vez…”. Así que creo que escribir, leer y contar cuentos, como un antiguo sortilegio, sigue siendo la mejor manera de mantener el corazón intacto de la niña que leía y jugaba en la biblioteca de la vieja casona de Boedo, a la hora de la siesta.

«El niño interior asoma sonriente y nos devuelve el color»

Por Pablo Gorlero, periodista y director de obras teatrales

La constante en un niño es la sorpresa, el descubrimiento. A cada instante hay una novedad y la infancia la disfruta, la degusta. A través del juego es como crea mundos; y cada mundo nuevo es proclive a transformarse en un juego. Así crecemos. Y así, con el tiempo, vamos tomando cada mundo nuevo con menos delicadeza, con la indiferencia que las múltiples horas del tiempo nos imponen.
¿Qué nos puede devolver un poco la pureza cuando somos adultos? El niño interior que siempre conservamos. Ese que se asoma sonriente y nos devuelve el color. Ese que nos recuerda que en lo cotidiano también están las razones de la vida. Podemos mantenerlo con la verdad absoluta que sólo tienen los niños, con la inocencia auténtica que permite seguir confiando “a pesar de”; y unas ganas locas de, cada tanto, pegar algún salto de la nada, reír a carcajadas o conmovernos por lo que creíamos que ya no nos conmovía. Pero, ojo, hay que ser responsables, porque lo que le demos a ese niño puede durar de por vida. La infancia no olvida.

«Reír tanto que me duela la panza»

Por Chiara Francia, actriz  y autora de libros los libros juveniles

Para mí la niña interior es reír sin preocupaciones, reír tanto que me duela la panza.
La mayoría del tiempo uno está «serio», preocupado, yendo de un lugar al otro. O reís y pasás a otra cosa. Yo creo que mi niña interior está viva cuando estoy con mis amigos o protegida por mi familia, y puedo reír sin pensar. Sin preocuparme por nada más.
También, en nuestro interior, tenemos a una niña que se encuentra un poco lastimada por cosas del pasado. A esa niña hay que cuidarla de una manera distinta, quizás más solitaria. En mi caso, me siento a leer todo el día en mi casa y dejo volar mi imaginación.
Entonces, ¿cómo mantengo viva a mi niña interior? Intento darle lo que necesita. A veces felicidad, a veces soledad. Y también me gusta conectar con esa parte mía, decirle: “Mirá todo lo que estamos haciendo”. Porque muchas veces ni yo puedo creerlo.

Descubrí las mejores propuestas para celebrar el Día del Niño

ETIQUETAS arte autoconocimiento cultura Infancia niñez sociedad vivir el presente

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