
25 febrero, 2022
Cómo hablar de la guerra con nuestros chicos
Nunca es fácil abordar un tema tan complejo y las noticias pueden generarles mucha angustia. Por eso, nuestra columnista nos ayuda a elegir la mejor manera de explicarles lo que está ocurriendo en Ucrania.
Entre adultos, un niño levanta un cartel que pide: «Paren la guerra en Ucrania». Foto: Pexels.
Nuevamente nos embarga el espanto, ocurrió lo impensable. Se desató una guerra entre Rusia y Ucrania, y no podemos dejar de mirar los noticieros que retratan con crudeza las imágenes del horror: bombardeos, civiles escapando, edificios destruidos, alarmas, escenas escalofriantes, jóvenes preparándose para ir a pelear… O escuchamos la radio para saber lo que pasa al instante, como si con eso pudiéramos resolver algo.
Comentamos el tema con otros adultos, en casa o por teléfono, nos mostramos asustados, horrorizados, furiosos, desesperados, y todo ese tiempo nuestros chicos están junto a nosotros, y no lo registramos. Estamos tan impactados que no podemos darnos cuenta de que toda esa información no les hace bien, no entienden, no pueden procesarla. No de esa forma.
A diferencia de las guerras del siglo pasado, durante las cuales la información llegaba mucho más tarde y muy acotadamente, hoy las imágenes que vemos son actuales, del momento exacto en el que están ocurriendo, y esto las hace terriblemente tóxicas para los chicos.
Por eso, apaguemos un poco la tele, miremos las noticias en el teléfono, hablemos del tema cuando ellos estén dormidos. La idea no es buscar que no se enteren, sino que lo hagan de una forma que los resulte tolerable, de boca de un papá o de una mamá que ya empezaron a procesar el difícil tema que intentan explicar.
«Estamos tan impactados que no podemos darnos cuenta de que toda esa información no les hace bien, no entienden, no pueden procesarla. No de esa forma».
Los chicos se van a enterar de todos modos, y es mejor que seamos nosotros los que les contemos. Como no podemos mantenerlos afuera de al realidad, por mucho que lo intentemos, ni asegurarnos que los amigos, vecinos y compañeros de colegio o de jardín de nuestros hijos vayan a ser tan cuidados como los nuestros en la información que reciben, es que tenemos que hablar con ellos, explicarles, para que entiendan lo que pasa y no les resulte tan alto el impacto cuando escuchan o ven otra información no “filtrada” por nosotros.
Madres y padres deberemos encontrar el momento y el lugar apropiados para tocar el tema con los chicos.
Momento de conversar
¿Qué podríamos decirles? Que los dos gobiernos no se pusieron de acuerdo en temas territoriales y el presidente ruso, muy enojado y convencido de tener la razón, decidió atacar, o invadir, para asustar, o para lograr por la fuerza, lo que no pudo conseguir por vías diplomáticas, es decir hablando, negociando. Y que los ucranianos se defienden de ese ataque, o invasión, y al mismo tiempo toman medidas para cuidar a los ciudadanos, tratando de que nadie o la menor cantidad posible de personas resulten heridas.
¿Qué podríamos decirles? Que los dos gobiernos no se pusieron de acuerdo en temas territoriales y el presidente ruso, muy enojado y convencido de tener la razón, decidió atacar, o invadir, para asustar, o para lograr por la fuerza, lo que no pudo conseguir por vías diplomáticas, es decir hablando, negociando.
Y que mientras eso ocurre, el mundo entero y sus gobiernos están en alerta buscando la mejor forma de lograr una solución pacífica.
Es importante que sepan que esa guerra está muy lejos y que no hay peligro para nosotros, que nuestra embajada se va a ocupar de que estén seguros los argentinos que se encuentran allá, o que van a ayudarlos a salir de la zona de riesgo.
Digamos también a nuestros chicos que vamos a ir contándoles lo que sepamos a medida que tengamos noticias, para que ellos no necesiten estar en alerta par ver qué “pescan”.
Aprovechemos para que tengan claro que el problema no es el enojo: todos nos enojamos cuando defendemos lo que creemos que es correcto. Que en este caso el paso a la acción, el ataque, es lo que no está bien y que, obviamente, el atacado tiene que defenderse, pero en realidad tendrían que haber seguido negociando entre los gobiernos, incluso buscar un tercero que pudiera acompañarlos a encontrar una solución a ese desacuerdo sin que nadie saliera lastimado…
¡Cuánto me duele escribir estas palabras! Así como creímos, en su momento, que estábamos libres de pandemias, también creímos, o quisimos creer, que se habían terminado las guerras. Es muy triste, fustrante, indignante, que hoy sean decisiones humanas las que nos quitan la seguridad…
¿Te gustaría recibir notas como esta en tu e-mail?
Suscribite aquí y te las enviaremos a tu casilla todos los meses
No está conectado a MailChimp. Deberá introducir una clave válida de la API de MailChimp.