Hijos
23 octubre, 2018
Aprendizaje: un tic-tac para cada niño
Hay chicos que leen antes que sus compañeros, pero tardan más en sumar y restar. Hay niños que adoran la escuela, otros que la padecen. ¿Cómo acompañar cada caso? La especialista Mariana de Anquin aconseja respetar sus ritmos internos y no presionarlos según tiempos marcados por otros.
Por Mariana de Anquin*
Todos los aprendizajes en la vida de tu hijo suceden acorde a su tiempo, al ritmo de su reloj interior. Podés mirar los aprendizajes de los hijos de tus amigos y creer que están delante (o detrás) de los de tu hijo. Y ellos, por su parte, pueden observar diferencias entre su hijo y el tuyo.
Hay relojes que tienen un tic-tac rápido, apurado y ruidoso, otros un tic-tac suave y calmo, y muchos, uno alegre. Hay tantos tic-tac como niños hay en el planeta. Sé paciente.
Conozco niños que nunca fueron abanderados pero aprendieron todo lo que necesitaban; niños que no aprendieron a leer ni a escribir bien en primer grado y tampoco en segundo, pero lo hicieron cuando llegó su momento.
Conozco niños que fueron rotulados de ser poco inteligentes durante toda su primaria, y que al llegar a la secundaria sobresalieron con su maravillosa creatividad. Lo demostraron los especialistas en neurociencias: la creatividad predice tres veces más la historia de logros de un chico, que su cociente intelectual.
Conozco niños que obtuvieron calificaciones excelentes toda la primaria. Otros que no, tampoco en la secundaria, pero encontraron lo que amaban hacer y se convirtieron personas con prestigio y emprendedores exitosos.
*Mariana de Anquin es psicopedagoga orientada al enfoque cognitivo sistémico. Brinda asesoramiento educativo y capacitación docente y es autora de «Niños Brillantes ¡Todos lo son!» (Ed.Dunken) y «Aprendizajes Amigables al Corazón» (Ed. Dunken). Si querés leer más artículos de la autora, podés ingresar en marianadeanquin.blogspot.com.ar
Conozco niños que no hablaban bien en la primaria y hoy son comunicadores en redes sociales o Youtubers carismáticos, sueltos y graciosos.
Conozco niños que desde los cinco años sabían qué deseaban hacer cuando fuesen grandes, y niños a los que nunca les preocupo saber eso en su infancia.
Conozco niños para los que toda su escolaridad fue un suplicio, igual que para sus padres, pero que, al ingresar a la universidad, mostraron un rendimiento brillante porque encontraron la materia de estudio que les apasionaba.
Conozco otros niños que tuvieron una escolaridad estándar: ni destacaron, ni reprobaron, y que al llegar a la universidad decidieron abandonarla y emprender un sueño que les permitió realizarse y hacer su contribución a la comunidad. Otros que fueron a la escuela y luego a la universidad y al finalizarla, también se realizaron.
Conozco niños que disfrutaron la escuela y otros niños que la aborrecieron, pero que, en ambos casos, al llegar a la adultez, viven una vida con disfrute.
Aprender es una función natural del cerebro. Todos los niños aprenden, siempre. Que no veamos el aprendizaje escolar y particular no significa que no puede aprender. Significa que hoy su reloj marca una hora diferente a la que los adultos deseamos marque. Calma, el reloj sigue girando, los minutos contando y cuando sea el momento correcto y perfecto, marcará su hora.
Presionarlos según los tiempos establecidos por otros o las expectativas ajenas no garantiza que obtengan antes determinados logros. Más bien le dicen lo difícil que le resulta a él o a ella aprender y hasta quizás le crea la falsa idea de que no es inteligente, y crezca sin saber que eso es falso.
«Presionarlos según los tiempos establecidos por otros o las expectativas ajenas no garantiza que obtengan antes determinados logros».
No es todo lineal en la vida de los chicos. El tic-tac de cada uno de ellos es único y especial. Y todo en su vida sucede acorde a su tiempo interno, a su reloj interior, que le muestra el momento exacto para que cada cosa ocurra y que cada nuevo aprendizaje llegue y de lugar al paso siguiente que le permitirá avanzar.
El ritmo le muestra eso único, bello y especial que lleva dentro y que le permitirá, en el futuro, realizarse en su llamado interno. Será capaz de escucharlo si, y solo si, no son aturdidos con exigencias sin sentido y son acompañados en el arte de aprender a escucharse.
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